Santo Apóstol Judas, Hermano del Señor

 

El Santo Apóstol Judas fue uno de los doce Apóstoles del Señor, y provenía de la tribu de Judá, de donde descendían David y Salomón. San Judas nació en la ciudad de Nazaret, Galilea; era hijo del justo José, al cual la purísima Virgen María fue desposada. Según la tradición, la madre de Judas fue Salomé, hija de Hagai, hijo de Baraquiá, hermano de San Zacarías, el padre del Santo Profeta Juan el Precursor del Señor. Judas fue hermano del Santo Apóstol Jacobo el Justo, primer jerarca de la Iglesia de Jerusalén. El Santo Apóstol era más conocido como Judas de Jacobo, es decir hermano del Apóstol Jacobo. El prefería este sobrenombre en concordancia con su humildad, porque se consideraba indigno de llamarse hermano del Señor según el género humano, ya que él había pecado ante el Señor, primero por su falta de fe y segundo por su falta de amor fraternal.
El Santo Evangelista Juan el Teólogo atestigua el pecado de Judas por su falta de fe cuando escribe: “Ni sus hermanos creyeron en Él” (Juan 7:5). Explicando este pasaje del Evangelio, el Santo Teofilacto interpreta que los hermanos aquí mencionados son los hijos de José. Señala: “Incluso sus hermanos, los hijos de José (entre quienes estaba Judas) no creyeron en él — es decir, en Jesús. ¿De dónde proviene esta incredulidad por Él (Jesús)? por la propia necia voluntad y por envidia de ellos; porque es más común en la gente que envidien a sus propios parientes antes que a extraños.” Así, resulta claro que Judas pecó contra el Señor por su falta de fe.
Así mismo, Judas mostró también a Cristo su falta de amor fraternal. Cuando José, al regresar de Egipto, comenzó a dividir su tierra entre sus hijos nacidos de su primera esposa, también quiso dar una parte al Señor Jesús, que había nacido en forma sobrenatural y sin mancha de la purísima Virgen María, y que entonces no era más que un niño. Pero tres de los hijos de José no querían que Cristo recibiera una parte, pues había nacido de otra madre; sólo el cuarto hijo, San Jacobo, lo aceptó como copropietario de su propia parte, por lo que posteriormente éste fue llamado “Hermano de Jesucristo.” Consciente de sus anteriores pecados por su falta de fe y de amor fraternal, Judas no se atrevía a llamarse hermano de Cristo, sino sólo hermano de Jacobo, tal como él mismo escribe en su epístola: “Judas, sirviente de Jesucristo y hermano de Jacobo” (Judas 1:1).
Aparte de ser llamado este Apóstol Judas de Jacobo, Judas tenía también otros títulos. El evangelista Mateo lo llama Lebeo y Tadeo. Estos nombres le fueron dados al Apóstol Judas con razón, porque el nombre Lebeo significa “fervoroso.” En el Apóstol Judas, este título significaría que, después de haber cometido pecados contra Cristo Dios en su incredulidad, posteriormente llegó a creer en Jesús como el verdadero Mesías, y se unió a El con todo su corazón. El Apóstol Judas también fue llamado Tadeo, que significa “el que rinde alabanza”; porque él glorificó y confesó a Cristo Dios y proclamó el Evangelio a muchos pueblos.
Se sabe muy poco sobre la vida y actividades del Santo Apóstol Judas, aparte del hecho que se casó con una mujer llamada Miriam. Aparte de esto, todo lo que se sabe es que, durante el reinado de Domeciano (81-96 d.C.), dos nietos de Judas, que trabajaban la tierra con sus propias manos, fueron llevados donde el mismo emperador, por calumnias hechas por herejes, debido a que ellos eran descendientes de David y parientes del Señor. Pero cuando el emperador se cercioró él mismo que ellos no significaban ningún peligro político para él, fueron puestos en libertad.
Al igual que los demás “hermanos” del Señor, el Apóstol Judas emprendió muchas tareas evangélicas, difundiendo el Evangelio de Cristo. Poco después de la ascensión al cielo del Señor Jesucristo, el Apóstol Judas, tal como hicieron todos los demás Apóstoles de Cristo, partió a predicar el Evangelio. El testimonio del historiador eclesiástico Nicéforo, señala: “El divino Judas, que tenía el doble título de Tadeo y Lebeo, hijo de José y hermano del Jacobo (que fue arrojado desde el pináculo del templo de Jerusalén), predicó el Evangelio y diseminó la Cristiandad primeramente en Judea, Galilea, Samaria, Idumea y, posteriormente, en Arabia, Siria y Mesopotamia. Finalmente, llegó a la ciudad de Edesa, que pertenecía al rey Abgar, donde el Evangelio había sido predicado ante éste por otro Tadeo, uno de los setenta Apóstoles. Allí, el Apóstol Judas emprendió y concluyó lo que no había sido terminado por el otro Tadeo.”
Existen algunos indicios que hacen presumir que el Santo Apóstol Judas predicó también la Cristiandad en Persia, desde donde escribió su epístola universal en lengua griega. La ocasión o la razón por la que compuso esta epístola fue el hecho que esa gente impía se había ocultado entre la comunidad de creyentes, convirtiendo la gracia de Dios en una oportunidad para pecar de maldad, y bajo el disfraz de libertad religiosa, se permitieron cometer toda clase de abominables acciones. Esta breve epístola contiene numerosos pensamientos profundos y mucha doctrina edificante. En parte trata de enseñanzas dogmáticas: el misterio de la Santa Trinidad, la encarnación de Jesucristo, la diferencia entre los buenos y malos ángeles, y el terrible juicio que está por llegar; y por otra parte trata sobre enseñanzas morales: la exhortación a evitar la impureza del pecado — la injuria carnal, blasfemia, orgullo, desobediencia, envidia, odio, perfidia y maldad. El Apóstol aconseja a todos permanecer fieles en sus deberes, su fe, oración y amor; nos recomienda preocuparnos por la corrección de los descarriados, de evitar a los herejes, cuya moral espiritualmente dañina describe él claramente, explicando que los herejes perecerán como la gente de Sodoma (Judas 1:7 y siguientes).
Asimismo, en su epístola, el Santo Apóstol Judas señala que para nuestra salvación no basta convertirse del paganismo al cristianismo, sino que además de la fe se necesita hacer buenas obras que sean apropiadas para cristianos y dignas de salvación; entonces cita como ejemplo a los ángeles y hombres que fueron castigados por Dios. A los ángeles que no conservaron su dignidad, Dios los ató con las cadenas eternas sumiéndolos en la oscuridad, dejándolos así hasta el terrible juicio (1:16). También Dios destruyó en la soledad a la gente que había traído de Egipto, porque ellos no creían y cayeron en la depravación, no viviendo de acuerdo a la ley de Dios (1:5), Así, en pocas palabras el Apóstol Judas revela grandes verdades en su epístola.
E1 Santo Apóstol Judas visitó muchas otras tierras, predicando el Evangelio, convirtiendo a los pueblos a la fe cristiana y guiándolos por el camino de salvación. Al trabajar de esta forma, llegó a las tierras que están en torno al monte Ararat, en donde convirtió de la idolatría a una gran cantidad de personas hacia el cristianismo. Al hacer esto, el Apóstol despertó malestar entre los sacerdotes paganos contra su persona. Estos lo agarraron y, luego de someterlo a numerosos torturas, lo colgaron en una cruz y luego le atravesaron lanzas. Así terminaron las luchas y la vida del Santo Apóstol Judas, quien partió donde Cristo Dios para recibir de El una corona de eterna recompensa en los cielos.

 

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