San Osio el Confesor, Obispo de Córdoba (359)

 

Osio nació en Córdoba en el año 256 por una familia romana rica y prominente, y fue elegido obispo de su ciudad natal en el 294 . Durante las persecuciones de Diocleciano y Maximiano, negándose a retractarse de su fe cristiana fue condenado al exilio. Asistió a la Concilio de Elvira en Hispania. Hecho famoso por su prudencia y habilidad política, acompañó al Emperador Constantino I en Milán en el año 313, y parece haber contribuido activamente a la redacción del famoso edicto de tolerancia religiosa. La relación con el rey era muy profundo y le parece que tenía razón al Osio catechizzarlo y le causa el bautismo .
Lucha contra las herejías y las actividades de reconciliación а continuación, dedica con celo en la lucha que llevó contra el arrianismo, que negaba la divinidad de Cristo y su consustancialidad con el Padre, y que estaba empezando a extenderse a Alejandría, en Egipto. Osio fue enviado allí por el emperador para tratar de intervenir en contra de la predicación peligrosa de Arrio y Atanasio. Desde las posiciones de ambos-por muy diferentes – eran irreconciliables, fue convocada por orden de Constantino el Concilio de Nicea ( 325 ), a la que asistieron 318 obispos, y presidido por su Osio, quien firmó por primera vez, entre los delegados del obispo de Roma (el título de Papa todavía se usaba en esa época). Parece que incluso el propio Osio ha escrito el Credo. En 343 convocó el Concilio de Sárdica, al que asistieron cerca de 300 obispos latinos y 76 griegos, para asegurar una organización eclesiástica y reiterar su condena del arrianismo. A su regreso a Hispania, Osio convocó a un sínodo provincial en el que se exhiben y puesto en vigor las decisiones adoptadas en Serdica.
La persecución y la muerte de Constancio IIEn 355 el emperador filoariano Constancio II Osio obligados a ajustarse a lo que había reprochado siempre a Atanasio. Después de las amenazas imperiales, el obispo de Córdoba respondió con una carta en la que se negó a abjurar de su creencia católica, como lo hizo en su juventud bajo Diocleciano. Es el primer texto que aparece en un concurso entre las autoridades eclesiásticas y civiles. Costanzo, enojado, mandó Osio, ya un siglo de antigüedad, ante un sínodo de obispos arrianos, donde fue juzgado, azotado y torturado. Fue exiliado luego de la última vez en Sirmio, donde el viejo, roto y humillado murió a los cien años y, lejos de su tierra y su diócesis.

 

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