Obispos Ortodoxos estadounidenses fueron engañados por COVID – acéptalo y sigue para adelante

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Temprano en el mes de junio de 2020, unos colaboradores del blog nuevo Orthodox Reflections (Reflexiones Ortodoxos) mandaron emails a sus obispos para preguntarles la pregunta más importante para ellos en el momento – ¿Qué se requiere para que volvamos a la vida parroquial normal? Nuestra preocupación, aun hace tanto, era que Obispos Ortodoxos iban a obedecer ciegamente a los funcionarios de —salud— pública o a los políticos en mantener cerradas unas parroquias y abrir otras pero con vidas litúrgicas bastante reducidas. Aquí está parte de una carta:

Mi familia quiere volver a la Liturgia Divina como era antes y como debe ser. A este fin, me gustaría preguntar, en nombre de todos los Cristianos Ortodoxos en los EEUU, ¿Qué se requiere para poner fin a estos cambios a la práctica de la Fe Ortodoxa? 

Mi miedo, como el miedo de muchos estadounidenses, es que medidas —temporales— usadas en una crisis muchas veces sobreviven mucho la crisis. Muchos de sus fieles ven estas medidas draconianas, que son fuera de proporción a la amenaza real de este virus, y tememos lo peor. Como un pastor a su rebaño, por favor, díganos ¿Cuáles son los criterios para reanudar la vida Ortodoxa normal? Deben existir unos criterios, o si no, ¿cómo podríamos volver al normal real?

Su Eminencia, por favor, entienda que estos cambios a la práctica de la fe causarán que feligreses se vayan. Catecúmenos posibles nunca entrarán en la Iglesia. Muchos de los que se irán nunca se expresarán a usted ni a su sacerdote local. Simplemente se desaparecerán. Sus almas serán víctimas trágicas no del virus, sino de la reacción a él. Por favor, no deje que eso pase a su rebaño. Cómuniquese con nosotros, claramente y de manera sucinta, cómo volveremos a la vida parroquial auténtica. Dénos esperanza, Su Eminencia, como usted es el único que lo puede hacer.

Recibimos unas respuestas de unos jerarcas (mayormente de obispos auxiliares) pero nada de orientación real acerca de lo que los jerarcas estaban pensando de cómo volver a la vida normal. Básicamente nos dijeron cerrarnos la boca y seguir la narrativa oficial. Unos sacerdotes nos dijeron que esto iba a ser una situación temporal y que nos debemos calmar. Cúan temporal, nadie podía decir. Nadie podía decir cómo podríamos saber que la necesidad de todo eso se había acabado. Hasta que sabemos, ningún obispo nunca escribió ningunas pautas para decir cuáles métricas usarían para calcular la seguridad (o la falta de seguridad) de nuestros oficios religiosos.

Desde marzo de 2020, los feligreses Ortodoxos han sido sometidos a meses de sermones, videos, y otras comunicaciones de los obispos que sonaban como citas de una entrevista con el Doctor Fauci. Pónte tu mascarilla. Sigue haciendo distanciamiento social. Si las parroquias están cerradas, entonces ponlo una interpretación positiva y obedece a las autoridades. No resistas, ni siquiera entables ni ayudes en un pleito que defiende la libertad de religión constitucional. Los Católicos y los Protestantes hacen eso, no nosotros Ortodoxos.

Éstate miedoso. El virus es real y es un peligro para todos los vulnerables. Cristo ama a los menores de estos, así que tenemos que hacer lo que nos dicen para protegerlos. Si no seguimos las reglas, entonces literalmente estamos intentando matar a Abuela. En muchos lugares, los obispos, en realidad, sobrepasaron las reglas locales. Más que unos obispos mandaron que todos se llevan mascarillas en sus parroquias, aun en las parroquias donde no había órdenes de llevarse mascarilla. Cucharras múltiples aparecieron en la Comunión, aun mientras los obispos proclamaban que la Eucaristía Santa nunca podría ser una fuente de contagio.

Dentro de meses desde el comienzo del —pandémico—, se veía aparente que propagación asintomática no existía en realidad, que el virus era mucho menos mortal que habíamos temido, mascarillas eran inútiles a lo mejor y  severamente dañinas a lo peor, distanciamiento social no funcionaba, y los órdenes de confinamiento en casa no salvaron vidas en general. Órdenes de confinamiento simplemente cambiaron unas vidas por otras, mientras destozaron nuestro futuro como una civilización. Pero no importan las pruebas, la mayoría de obispos no hicieron nada sino seguir recomiendo que sigamos las directrices ilógicas que no se veían ser más que ciencia falsa y motivada políticamente. MIentras la situación seguía y 15 días para aplanar la curva se convirtieron en cientos de días de una pesadilla, la paciencia de muchos de los feligreses se disminuía. En nuestro blog propio, pasamos de rogar a los obispos a defender a los feligreses y a la Fe hasta finalmente criticar a los obispos por no haberlo hecho.

En cada artículo, presentábamos información mostrando que las medidas tomadas contra COVID estaban causando daño y no eran ni un poco económicas para un virus con un índice de mortalidad tan bajo. Aun así, cada artículo recibió por lo menos unas respuestas enojadas, frecuentemente por sacerdotes, y estábamos más que una vez acusados de haber querido que la gente se muriera. Pasando por eso, notamos que los obispos y los cleros estaban actuando con hipocresía (juntos con los políticos y los periodistas), haciendo cosas como violar órdenes de llevarse mascarilla, desobedecer restricciones de viajes, y otras medidas para COVID. Lo señalamos porque significaba que por lo menos hasta algún grado, más que unos obispos y cleros ya entendían que la negatividad incesante de la prensa y de los funcionarios de salud pública no era justificada.

Como nada nos parecía cambiar, eventualmente especulábamos sobre la posibilidad de que la arquidiócesis griega estaba dañando intencionalmente la Iglesia para avanzar El gran reset que es el último proyecto del Orden Mundial Nuevo. No tenía sentido que obispos, a pesar de todas las pruebas al contrario, seguirían hablando de COVID como si fuera la Peste Negra, y sólo un pañuelo sobre su nariz en la Ligurgia podría mantenerla a raya. Aun, posibilidades nefarias al lado, hasta ahora alguien podría convincentemente otorgar a unos de los obispos el beneficio de la duda. Tal vez, posiblemente, ellos de verdad creían que todos nosotros estábamos al borde de la muerte en masa.

Pero ahora, todo eso se ha acabado. Desde la investidura del enero de 2021 de Joe Biden, cualquier obispo quien no se da cuenta de inmediato que él ha sido engañado es o deliberadamente ingnorante o está cooperando intencionadamente por algún propósito.

Durante meses, el gobernador de New York, Andrew Cuomo mantenía al estado bajo órdenes estrictos de confinamiento aun mientras miles de restaurantes y otras empresas fracasaron. Él amenazaba con multas altas, intentaba limitar fiestas de Navidad, y aun restringía la libertad de adoración. Pero el 11 de enero, como parte de la preparación para la investidura de Joe Biden, Andrew Cuomo retiró todo eso en este Tweet:

Coronavirus no ha salido del estado de New York. De hecho, el estado estableció un récord con el número de casos de coronavirus sólo tres días antes del tweet de Cuomo, con el número de muertes subiendo también. Pero de repente, es hora de regresar a trabajo y aun para abrir los restaurantes. Ni estaba solo Cuomo. La alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, anunció planes para abrir de nuevo los bares y restaurantes de la ciudad aunque el número de casos de coronavirus cada día en Illinois es mucho más que era antes en la primavera. Si recuerdas, alcaldesa Lightfoot frenó a planes de abrir la ciudad de nuevo en la primavera aunque el número de casos diariamente era mucho menos que es hoy. Dos días después de la investidura de Biden, Washington DC abrió sus restaurantes.

Una semana antes de la investidura, Newsweek publicó un artículo con el título Órdenes de confinamiento para COVID tal vez no tienen un beneficio claro comparados con otras medidas voluntarias, muestra investigación internacional. Hemos citado otras investigaciones que han estado disponibles durante meses que muestran claramente que los órdenes de confinamiento no sirven. Pero esas investigaciones previas eran por la mayor parte ignoradas. Esta vez, en enero de 2021, la conclusión de una investigación nueva comparando el aumento de casos en 10 países era divulgada ampliamente: —ningún efecto beneficioso importante de (medidas más restrictivas) en el aumento de casos en ningún país.—

Cualquier persona prestando atención podría haber visto eso por haber comparado Florida, que está muy abierto con California que está entre los estados con más restriciones.

¡Pero espera, hay más! La causa más grande de pánico durante el —pandémico— ha sido el número de —casos— que parece estar siempre en aumento. Estos casos fueron diagnosticados basados en pruebas de reacción de cadena de polimerasa (PCR en inglés). Estas pruebas usan una muestra y entonces la amplifica repetidamente en un proceso llamado —umbrales de ciclo— (cycle thresholds en inglés). Lo más alto que sea el número de ciclos, lo más alta será la probabilidad de un resultado positivo falso porque la carga viral en la muestra probablemente era demasiado pequeña para indicar verdaderamente una infección activa. Laboratorios en los EEUU han estado usando —umbrales de ciclo— de 37-40. Aun hace meses, muchos epidemiólogos adevrtieron que este número era demasiado alto. Ya en el otoño de 2020, el reporte del New York Times notó que la información propia de la CDC sugería que la prueba PCR no podía detectar un virus vivo usando umbrales de ciclo de más que 33. Hay una posibilidad, de hecho, que más de 97% de las pruebas sean erróneas como un resultado de los umbrales de ciclo altos. Los resultados positivos falsos estaban haciendo que el —pandémico— se veía mucho más peor que era. El periodista también notó que médicos no estaban recibiendo el valor de los umbrales de ciclo como una parte de los resultados de las pruebas. No había una manera de saber verdaderamente quien estaba contagioso y quien no lo estaba.

Pero las instrucciones de las pruebas PCR del CDC seguían especificando el uso de umbrales de ciclo de 40 durante todo el mes de diciembre de 2020. Entonces literalmente una hora después de la investidura de Biden, la WHO admitió que usar las pruebas PCR con índices de amplificación alta cambia el valor predicativo de las pruebas y resulta en un gran número de resultados positivos falsos. La WHO seguía admitiendo que:

La mayoría de pruebas PCR son indicadas como una ayuda para diagnóstico, y así los médicos tienen que considerar cualquier resultado en combinación con la hora de muestreo, tipo de muestra, específicos de la muestra, observaciones clínicas, historia del paciente, enfermedad confirmada entre las personas con quienes el paciente ha estado en contacto, e información epidemiológica.

Una prueba PCR positiva en la ausencia de otros síntomas no significa nada si la prueba usó un valor de umbrales de ciclo de más que 30. Pero era precisamente este número de —casos— de que los medios de comunicación se obsesionaban. También es por estas pruebas que muertes se atribuyen a COVID aun si la persona muerta no tenía nada más que fragmentos del virus muerto en sus orificios nasales.

¿Recuerdas CNN y otros canales de noticias que solían mostrar las estadísticas nefastas de casos y muertes todo el día? Pues, todo eso se acabó el primer día de la presidencia de Biden.

CNN no era la única fuente de media que bruscamente dejó de preocuparse de casos y de los más que 400,000 estadounidenses que han muerto —con— COVID o —de— COVID o tal vez solo —cerca de— COVID. Mira como solo un par de días hicieron toda la diferencia en la cobertura de NPR:

Si hubiéramos predicho la rapidez con que las cosas iban a cambiar como un resultado de la investidura de Biden, nos habrían llamado conspiracionistas. Pero aquí estamos y en el mes de enero todavía no se ha acabado. .

¿Y qué ahora? Con un umbral de ciclo menos alto, podemos esperar que el número de casos se caiga en picada y también el número de muertes. Y porque todo no será etiquetado como COVID, la gripe debe aparecer otra vez. Los políticos y expertos de salud pública probablemente declararán exitosos sus métodos y la economía debe empezar a mejorar. Demasiado poco, demasiado tarde por supuesto para los cientos de miles de empresas que nunca se abrirán de nuevo pero el establishment está recuperando bastante que la mayoría de estadounidenses seguirán para adelante. A decir, hasta la próxima crisis políticamente útil.

Mascarillas y otras medidas probablemente estarán aquí por mucho, mucho tiempo. Sólo se irán cuando la gente simplemente deja de soportarlas si el pasado es un buen guía.

Estábamos engañados y ahora la prueba está enfrente de nuestros ojos que todo eso era motivado políticamente. Daña la economía, justifica votación por correo, derrota al Mal hombre anarajado (Orange Man Bad). Por supuesto, se trataba de más que sólo Trump. Globalmente, factores locales también llevaron a la reacción histérica a un virus bastante ligero.

Sin importar cómo y por qué hemos llegado hasta ahora, la cosa importante, como Cristianos Ortodoxos, es arrepentirnos de nuestra locura y seguir para adelante.

Los obispos, los cleros y las Karens de COVID en las parroquias necesitan reconocer que no hay una necesidad de cerrar las parroquias, limitar asistencia, ni cambiar de ninguna manera la práctica de la Fe. Es hora de abrir completamente las iglesias y preparar nuestros propios políticos y separarnos del gobierno para enfrentar cualquier —crisis de salud— en el futuro. Si simplemente hacemos sólo lo que nos dicen, entonces abrimos la puerta a la posibilidad de que el gobierno pueda cerrar o constreñir nuestras parroquias por cualquier razón que les parece justificada a los en poder. Y hay muchas razones muy malas que se podrían usar.

Puede ser difícil admitir que has sido engañado como lo erámos todos nosotros (hasta un grado mayor o menor). Pero es aun peor redoblarse en una mano mala porque niegas admitir que te equivocaste. Gloria a Dios que todo eso era ampuloso y de verdad no estábamos enfrentando la Peste Negra.

¡Y ahora preparémonos para Cuaresma! 


Nicholas – miembro de la Vicaría del Rito Occidental, una parte de la Arquidiócesis Cristiana Ortodoxa de Antioquía Estadounidense, es un refugiado COVID de la Arquidiócesis Griega. 

 

Fuente: russian-faith.com

 

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