Los pecados del sacerdote no afectan al Sacramento del Sacerdocio

Metropolitano Agustín Kandiotis

 

Incluso el menos digno de los sacerdotes, mientras conserve su investidura canónica, puede oficiar los Sacramentos. Y esos Sacramentos son igual de válidos que aquellos oficiados por el clérigo más santo.

 

 

Algunos dicen: “No voy a la iglesia porque el sacerdote es así y asa…”
Pero quien invoca semejante argumento, contestando la autoridad del sacerdocio, no tiene razón. El sacerdocio, así como lo enseña la Iglesia Ortodoxa, no pierde su valor aunque el sacerdote que oficia un Sacramento sea desmerecedor de ello. Sería terrible si el sacerdocio dependiera de los juicios subjetivos de cada quien. Todos los sacerdotes se hallarían expuestos a toda clase de impugnaciones morales, y los Sacramentos por ellos oficiados serían nulos e ineficaces. Debemos saber que incluso el menos digno de los sacerdotes, mientras conserve su investidura canónica, puede oficiar los Sacramentos,. Y esos Sacramentos son igual de válidos que aquellos oficiados por el clérigo más santo.

Ahora bien, ¿cuál es la forma en que las personas juzgan a sus autoridades terrenales? Para ser servidos por el presidente de la comunidad o de otros funcionarios públicos, no examinan cómo es, sino si ejerce de forma correcta el poder. Pongamos otro ejemplo concreto: imaginemos a uno que reparte monedas. Nosotros no controlamos si esa persona tiene o no las manos limpias: solamente nos interesa recoger aquel dinero. El valor de cada moneda no depende de la persona que la tiene en sus manos. Cada una tiene su propio valor, que no se pierde aún si cae en el fango.

¿Me entienden, cristianos mios? No importa quién sea el sacerdote, de su boca salen monedas, palabras de oro, al oficiar los Sacramentos. Si crees en esas palabras, podrás salvarte, porque tienen ese valor.

 

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