El don que nos otorgan las tentaciones

Padre Efrén el Filoteíta

 

La utilidad de las tentaciones es muy grande, si provienen de Dios para que aprendamos.

 

 

Las tentaciones son como las tormentas marinas: cuando una de estas sobreviene, el mar arroja afuera toda la miseria y los desechos acumulados; se purifica, así, y se tranquiliza. Por medio de las tentaciones nos purificamos, nos acercamos a Dios y nos deificamos. Pero pidámosle al Señor que nos libre de la tentación que viene con Su voluntad, porque la salvación del hombre pende de un hilo.

– La Gracia de la experiencia que nos deja la tentación es mucho más valiosa que el don que viene y se hace por agradecimiento y felicidad, porque éste se va al poco tiempo, en tanto que la Gracia que nos otorga la experiencia permanece para toda la vida.

– La utilidad de las tentaciones es muy grande, si provienen de Dios para que aprendamos. Por medio de las tentaciones obtenemos la virtud. Pero oremos para que las tentaciones no vengan por consentimiento de Dios, porque esas son más fuertes que nuestras fuerzas. Dios permite tales tentaciones debido a nuestro egoísmo; desde luego que todos tenemos egoísmo, pero aquí se trata del egoísmo que viene a morar en nuestro interior y al que no queremos renunciar. Entonces Dios deja que vengan a nosotros tentaciones más fuertes que nuestras capacidades. Y dos cosas pueden ocurir: que nos humillemos y Dios nos perdone, o que, debido a nuestro enorme egoísmo, nos volvamos aún peores y lleguemos al suicidio, la renuncia a la vida monacal, etc. Por eso, pidámosle al Señor que nos libre de semejantes tentaciones.

– Juzgar a los demás es una muestra de egoísmo: no ves tus faltas, sino solamente las del otro. Un sacerdote que tenía el don del discernimiento pudo ver cómo la Gracia salía de un monje que acababa de juzgar a otro. Un anciano se salvó y su nombre quedó escrito en el Libro de la Vida, porque nunca juzgó a sus semejantes que erraban. Otro anciano fue castigado durante tres años por un ángel, precisamente por haber juzgado a su prójimo.

– Las tentaciones que vienen al individuo tienen como propósito el hacerle más humilde.

– Me dijo mi padre espiritual: “De las más grandes tentaciones obtuve una Gracia enorme, tanto que pude sentirla y tocarla… Por eso es que debemos ser pacientes y soportar con esperanza todas las tentaciones“.

 

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