Cuando sea seguro— significa nunca

Aproximadamente un tercio de los que asistían oficios religiosos con frecuencia al comienzo de este año ahora se han acostumbrado a quedarse en casa los domingos y días festivos y no han regresado a la iglesia. Dicen —Regresaré cuando sea seguro otra vez.—

Curiosamente, uno no oye la misma frase repetida en relación con la tienda de bebidas alcohólicas – i.e. —Regresaré a la tienda de bebidas alcohólicas cuando sea seguro otra vez.— Ni se la oye cuando se aplica a la compra de comestibles. Tiendas de comestibles parecen ser protegidas por alguna razón de cada enfermedad, y estaban así durante toda la crisis mundial reciente. Ni se la oye cuando uno habla del lugar de trabajo.  

No, parece que sólo las iglesias sufren de este nivel único de peligro…

 

 

Durante cada Liturgía de la Iglesia Ortodoxa, justo antes del canto del Credo de Nicea, el sacerdote o diácono recita estas palabras, —¡Las puertas! ¡Las puertas!— Estа llamada data de los tiempos más tempranos de la iglesia, cuando las puertas de la iglesia tenían que ser atrancadas para evitar que intrusos (en aquellos días, soldados romanos) entraran en la iglesia, vieran a los que confesaban la fe, detengaran a ellos y los mataran.

Ser un cristiano no era seguro.

Siglos después, bajo los turcos musulmánes, cripto-cristianos – los que vivían públicamente como musulmánes, pero en secretamente eran cristianos ortodoxos – asistían la Liturgía en iglesias secretas, con frecuencia escondidas bajo puertas secretas en los suelos de sus propias casas o en cuevas desconocidas. En pueblos rurales, sacerdotes Ortodoxos a veces se hacían pasar por imánes musulmánes justo para mantener su secreto. Si tal pueblo de cripto-cristianos se descubriera, todos – de los viejos hasta los bebés – fueron masacrados.

Ser un Cristiano no era seguro.

Siglos después, bajo régimenes comunistas, Cristianos fieles se congregaban en secreto en edificios de apartamentos grises, donde sacerdotes bautizaban a los pequeños que habían sido traidos por sus abuelas, sin el saber de sus padres – una excusa legítima que los padres pudieran dar a las autoridades ateas si la familia se veía pillada. En los régimenes comunistas más severos, un puñado de personas se congregaban fuera de una ciudad o pueblo para una Liturgía clandestina durante la noche, servida por un sacerdote de muy lejos para evitar las miradas indiscretas de las autoridades locales. En todos estos casos, los fieles sabían que se fueron pillados, el castigo era ejecución inmediato o peor – una muerte lenta y dolorosa en un campo de concentración.

Ser un Cristiano no era seguro.

En los últimos meses,  los fieles en todas partes del mundo han experimentado el cierre de iglesias, la prohibición de celebrar la Semana Santa en público, y la prohibición efectiva de recibir la Santa Comunión por los obispos y autoridades civiles en lugares diferentes. En la mayoría de lugares, las iglesias están abiertas otra vez (por lo menos en parte).

Sin embargo, estudios formales y observaciones informales muestran que aproximadamente un tercio de los que asistían oficios religiosos con frecuencia al principio de este año ahora se han acostumbrado a quedarse en casa los domingos y días festivos y no han regresado a la iglesia.

Tal vez hábitos buenos se han quebrado. Tal vez la pereza se ha fijado. Tal vez la idea de comer el desayuno en cama los domingos sea demasiado tentadora.

Pero lo que ha cubierto toda la pereza humana y ruina detrás de la disminución espiritual es un sólo autoengaño.

Son las palabras, —Regresaré a la iglesia cuando sea seguro otra vez.—

Curiosamente, uno no oye la misma frase repetida en relación con la tienda de bebidas alcohólicas – i.e. —Regresaré a la tienda de bebidas alcohólicas cuando sea seguro otra vez.— Ni se la oye cuando se aplica a la compra de comestibles. Tiendas de comestibles parecen ser protegidas por alguna razón de cada enfermedad, y estaban así durante toda la crisis mundial reciente.

Ni se la oye cuando uno habla del lugar de trabajo. – i.e. —Dejaré de ganarme la vida porque el riesgo a mi salud es demasiado alto. Regresaré a trabajo cuando sea seguro otra vez.—

No, parece que sólo las iglesias sufren de este nivel único de peligro – justo como lo sufrían durante la primera parte de este año, haciéndolas más arriesgadas que ambos transporte público y tiendas de descuento combinados.

La verdad es, en esta situación actual de locura, muchos Cristianos Ortodoxos no han cambiado solamente de precaución médica razonable a histeria social, se han dado cuenta de que histeria social es una excusa conveniente para evitar cualquier cosa poca conveniente o difícil.

¿Tiene que visitar a un pariente? No ahora, sólo cuando sea seguro otra vez.

¿Tiene que acabar con algún trabajo difícil? No ahora, sólo cuando sea seguro otra vez.

¿Y qué de ir a la iglesia cada domingo por la mañana…?

Hermanos, asistir los oficios santos de la Iglesia Ortodoxa – los domingos o días festivos – nunca ha sido más seguro que es hoy. La verdad es, sin embargo, que nunca ha sido seguro ser un Cristiano.

En las catacumbas alrededor de Roma, yacen los restos mortales de más mártires para Cristo que hay personas que viven en mi ciudad – más que medio millón de mártires. Ser un Cristiano e ir a la iglesia siempre era un riesgo para ellos – y así lo hará para cada generación de Cristiano, hasta los siglos.

Así que, por favor, deje de un lado la idea que regresará a los oficios santos —cuando sea seguro—. Aquel día nunca vendrá.

Si decidirá vivir como un Cristiano y regresar a la iglesia o no lo hará.

 

Fuente: Pravmir – russian-faith.com

 

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