Ateo vuelve a la fe y eventualmente se vuelve sacerdote

Priest George Sungaila

 

Originally appeared at: The Catalogue of Good Deeds


Soy sacerdote ahora. Sin embargo, pasó un día en mi pasado cuando me quité mi cruz bautismal de mi cuello. Mi padre era Católico y mi madre era Ortodoxa y yo fui bautizado de niño en una de las comunidades lituanas uniatas. Mi familia no era religiosa en particular. Pensando en mis años como adolescente, recuerdo menospreciando a Cristianos, creyendo que Cristianismo era una colección de prejuicios, una creencia en —un viejo barbudo sentado en una nube—.

También me gustaba arreglar —pruebas— numerosas para Dios, algo como —Si existes, deja que esto pase mañana.— No tocaba mi corazón, sin embargo, ni me convencía de nada cuando las cosas me salían bien. Un día me declaré orgullosamente ateo y me quité mi cruz. Pero después de unos años, toda una serie de eventos ocurrió que cambió todo.

 

 

Cuando estaba estudiando en la universidad en Vilnius, nos dijeron leer el Evangelio de Lucas para prepararnos para un examen de una clase que estudiaba la historia de religiones entre otras cosas. Recuerdo que mi compañero de clase y yo nos sentamos en el dormitorio, tomando té, turnándonos en leer capítulo tras capítulo, tomando pausas para cigarrillos, intercambiando unos comentarios y volviéndonos más y más asombrados por el poder de lo que estábamos leyendo. Recuerdo pensando, —Qué bien sería si fuera todo de verdad.— No podíamos evitar de estar fascinados por la Personalidad compasivo y cariñoso de Cristo que parecía ser el ideal que querríamos creer y la persona quien querríamos esforzarnos emular. Fumando en el balcón después de haber leído todo, decidimos asistir un oficio religioso en la iglesia Católica más cercana el domingo.

Hicimos así y pronto empezamos a visitar templos de otras confesiones también. No nos estábamos pensando Cristianos todavía pero nuestros hábitos y estilo de vida estaban cambiando gradualmente. Mi amigo sentía que —agitando sus sentidos— por mirar fotos frívolas era un pecado. Una vez confesó, —Sabes, ya no puedo mirar estas abominaciones. Siento que es mal de algún modo.— Pasó alrededor del mismo tiempo en que fumar se me volvió una repugnancia.

Entonces una noche soñé un sueno increíble. Me veía subiendo a un lugar alto y estando rodeado por unos seres luminosos. Recuerdo que me sentía orgulloso al principio pero de repente me volví asustado de algo. Intenté leer la oración del Señor pero apenas la podía recordar. Entonces todo cambió: la luz se fue atenuada, las criaturas se oscurecieron y empezaron a gritar, empecé a caerme y me desperté sintiendo como si hubiera caído sobre mi cama. Estaba oscuro afuera. Todavía asustado e intentando recordar las palabras de —Padre Nuestro—, empecé a buscar mi cruz bautismal. La encontré, me la puse y nunca más me la he quitado.

La gota que colmó el vaso para mí era asistir un oficio religioso en una iglesia Ortodoxa mientras estaba vsitando a mi abuela Ortodoxa durante el verano. Estaba parado durante la vigilia de toda la noche, no entendía nada, pero me sentía…en casa. Me sentía que Dios estaba cerca. Y ya sabía que querría volver allí para la Liturgia en la mañana.

Todo sucedió después de una vacación larga. Vine al oficio religioso de Pascua en el monasterio Ortodoxo en Vilnius. Otra vez tenía el sentido de la presencia de Dios durante el oficio. Volví allí el domingo siguiente y dije a la mujer quien vendía velas que me gustaría hablar con un sacerdote. Ocurrió que el sacerdote ya había salido y no regresaría pronto, pero yo dije que esperaría.

Me senté en un banco y oré por dos horas ante el ícono de los mártires de Vilnius. De repente, un monje me acercó y me preguntó de qué estaba pensando. Le dije que fui bautizado por los Uniates de niño y que ahora me gustaría unirme a la Iglesia Ortodoxa. Mi dio un libro de catecismo. Lo leí dentro de un mes y entonces confesé mis pecados, me volví un miembro de la Iglesia Ortodoxa y me uní a Cristo quien me llevó felicidad verdadera a mi vida, me llevó paz y alegría que nunca había experimentado antes. Luego decidí dedicarme y toda mi vida a servir en el altar de Su templo.

 

Fuente: russian-faith.com

 

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