A 80 años de la instalación de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Chile

La primera comunidad eclesial rusa en Chile, la Parroquia de la Santísima Virgen de Kazán, fue fundada el 25 de Diciembre de 1933 y surgió como fruto del anhelo de quince inmigrantes, diez hombres y cinco mujeres, provenientes del desaparecido Imperio Ruso, de contar con una parroquia donde se ofrecieran los servicios litúrgicos en el tradicional idioma eslavónico eclesiástico y donde se pudieran practicar las tradiciones religiosas y patrióticas, tan amadas por los rusos exiliados, quienes debido a la Revolución Bolchevique perdieron su patria y sufrieron persecuciones a causa de su fidelidad a la Fe Ortodoxa y al Emperador y a su negativa a aceptar la dictadura impuesta por Lenin y sus partidarios. El contexto en el que surge esta comunidad, el período de entreguerras en Europa y del Stalinismo, en el cual la persecución hacia la Iglesia Ortodoxa dentro de la Unión Soviética era ampliamente conocida y denunciada, y que sufría la falta de libertad para desarrollar su misión y el control del Estado, por lo que dicha labor la asumió, para la mayoría de los exiliados, el Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, el cual estableció en 1934 la primera diócesis rusa de Sudamérica, con sede en Sao Paulo. La iglesia, junto a su importancia relacionada con la fe y la espiritualidad, era además una de las vías principales que los exiliados utilizaron en su búsqueda por mantener su identidad nacional reproduciendo alrededor de ella, en cuanto fuera posible, el modo de vida y las instituciones tradicionales de la sociedad rusa prerrevolucionaria, en un proceso que se repitió en donde hubo emigración de rusos blancos.

El concejo parroquial nacido de esa primera reunión dispuso de una casa ubicada en calle Compañía no 1387, esquina nororiente con Amunátegui, en el centro de Santiago y que no ha llegado a nuestros días, en la cual se comenzó a implementar la capilla en una de sus cinco piezas y el resto de las habitaciones se subarrendaba para colaborar en el pago; así, y según el libro de la tesorería de la parroquia, el 7 de Enero de 1934, festividad de la Navidad Ortodoxa, comienzan oficialmente las actividades de la flamante comunidad eclesial y se empieza a recaudar las cuotas de membresía parroquiales, pero como el dueño de la propiedad, Virgilio Pasetto, subiera el coste del arriendo que debía pagar la comunidad, el concejo parroquial reubicó la capilla en julio de 1935 en una casa de calle Dieciocho no 719, entre Diez de Julio y Blanco Encalada, la cual hoy tampoco existe, donde se habilitaron una sala de reuniones y una capilla que ya estaba provista de todo lo necesario para que un sacerdote pudiera celebrar los servicios litúrgicos cómodamente, como por ejemplo un altar, vasos sagrados, un iconostasio con sus íconos realizados por el pintor chileno José Rebolledo González; de esta forma la naciente parroquia se erigió principalmente como un esfuerzo principalmente de laicos rusos, quienes deseaban involucrar al resto de la colonia rusa residente en el país, lo cual con el tiempo lograron, y de cuyas filas salió el primer Concejo Parroquial, presidido (en tanto no hubiera un sacerdote que asumiera esa responsabilidad) por el Teniente-Coronel de la Guardia Imperial Sergio Kouscheleff, y al cual se sumaron el agricultor y director de coro Basilio Morkov, el Capitán de Caballería Imperial Pablo Makovoy, el Ingeniero Eléctrico de origen estonio Boris Grunberg y el Ingeniero Químico Sergio Veshniakov. Uno de los primeros objetivos del concejo fue buscar que el Estado reconociera la existencia legal de la comunidad parroquial como una corporación de derecho privado registrada en el Ministerio de Justicia, lo cual era el camino usual que seguían las confesiones religiosas acatólicas, en conformidad con la legislación vigente en ese entonces, para lo cual, tras una tercera reunión de Concejo presidida por Sergio Veshniakov, se redactaron los estatutos de la corporación siguiendo las orientaciones que impartió para ello el Gran Concilio de la Iglesia Rusa de 1917; en ellos se establecía que “La Iglesia de la Parroquia está constituida por los Cristianos Ortodoxos rusos residentes en Chile y por lo tanto es deber sagrado de los parroquianos rusos hacer todo lo posible para el mejoramiento y adorno de la Iglesia.”; en esta reglamentación hay al menos dos diferencias con las instituciones eclesiales árabes Ortodoxas ya existentes en aquel tiempo: en primer lugar, es destacable en los estatutos el hecho de que al sacerdote se le reconocía un papel destacado en la vida comunitaria, en tanto líder de la misma nombrado por el Obispo, reconocimiento hacia el párroco que no habían tomado en cuenta los árabes Ortodoxos quienes se habían limitado a señalar las obligaciones litúrgicas de su sacerdote. La segunda diferencia es que, mientras los árabes no mencionaban en absoluto el papel del obispo diocesano en sus organizaciones, el reglamento elaborado por los rusos definía claramente la pertenencia canónica de la parroquia: la Diócesis de Sao Paulo; pero en la práctica y hasta que no se produjo su reconocimiento formal, la comunidad estaba supeditada al administrador de las parroquias de Argentina, el Protopresbítero Constantino Izratsov, y guiada en lo pastoral por el Padre Pablo Juri Gadón, el primer sacerdote Ortodoxo en el país: nacido en El Líbano en 1873, pertenecía al Patriarcado de Antioquía y se estableció en Chile definitivamente en 1909, enviado por el Patriarca Gregorio IV, quien era tío de su esposa Ema Haddad; él había estado celebrando Liturgias y administrando los sacramentos principalmente a los miembros de la colonia siria, y una de sus hijas estaba casada con un miembro de la colonia rusa, y cuando se estableció la parroquia rusa, se incorporó inmediatamente a este esfuerzo junto a su familia, colaborando económicamente con la mantención de la capilla y sin recibir estipendio por su trabajo pastoral.

Pero en 1937 la vida de la comunidad experimentó fuertes cambios: en Enero de dicho año, y tras emanarse el informe favorable por parte del Concejo de Defensa Fiscal, el presidente Arturo Alessandri firmó junto al Ministro de Justicia Pedro Freeman el decreto supremo que concedió personalidad jurídica a la Parroquia de la Santísima Virgen de Kazán, finalizándose un proceso iniciado desde la fundación de la comunidad, el que estuvo a cargo de Basilio Morkov y con el cual esta entidad se convirtió en la tercera institución Ortodoxa en Chile en ser reconocida por el Estado, después de la Corporación Oriental Ortodoja de 1909 y la Corporación Cristiana Ortodoxa de 1918. Pero todavía más significativo para la vida de la Iglesia fue el decreto no 89 fechado el 24 de Febrero de ese año, por medio del cual el Sínodo de Obispos de la Iglesia Rusa en el Extranjero, con sede en Belgrado, reconoció formalmente a la parroquia rusa de Santiago y la asignó al cuidado pastoral del Arzobispo Teodosio (Samoilovich) de Sao Paulo y Brasil, separándola así de la tuición del Padre Constantino Izratsov; el primer acto pastoral del Obispo Teodosio fue decretar la exclusión del Padre Pablo Juri del servicio en la parroquia de Kazán, en Octubre del mismo año, acusándolo de actuar y presentarse como sacerdote de la Iglesia Rusa sin serlo, ante lo cual los hijos del padre acudieron a la parroquia de calle Dieciocho a retirar las vestimentas sacerdotales y elementos personales pertenecientes al padre Pablo, por lo que la parroquia quedó sin asistencia pastoral directa, salvo por los sacerdotes que ocasionalmente enviaba el Padre Constantino desde Buenos Aires (el sacerdote Esteban y el Hieromonje Elías), cuyos viajes debían ser costeados por la comunidad.

En este contexto llegó a Chile en Julio de 1937 el ciudadano ruso Iliodor Antipov, nacido en Rovno, provincia Imperial Rusa de Polinsky (perteneciente actualmente a Ucrania) el 19 de Diciembre de 1889, hijo del matrimonio conformado por Pedro Antipov y Ekaterina Kozlovsky; de oficio agricultor, contrajo matrimonio religioso el 18 de Abril de 1914 y civil el 1 de Mayo del mismo año con Zinaida Kozlovsky Shukovsky, nacida en Podolsk en 1897, naciendo en Vladivostok al año siguiente su única hija Tatiana. La Revolución Bolchevique lo llevó a abandonar su patria junto a su esposa vía Vladivostok en 1922, hacia fines de la guerra civil, estableciéndose en la ciudad china de Shanghai, donde en aquellos años había una importante comunidad rusa, y donde precisamente en dichos años gobernaba como obispo Juan Maximovich, quien después sería obispo de Bruselas y más tarde Arzobispo de San Francisco, amigo personal del Arzobispo Leonty (Filíppovich) de Chile y hoy reconocido como Santo de la Iglesia Ortodoxa. La familia Antipov residió en la República de China por espacio de 15 años, desde donde salió con pasaporte chino visado en Mayo, justo dos meses antes del inicio de la guerra Sino-Japonesa, hacia Valparaíso, puerto a donde arribó el 8 de Junio de ese año y donde se instaló por al menos 8 meses; en esa ciudad, el futuro sacerdote que contaba ya con 47 años se incorporó a la “Unión de los Rusos de Chile”, institución de beneficencia que buscaba agrupar a los exiliados rusos blancos, cuyo representante en el puerto, Boris Lomakin, respaldó la solicitud de residencia de la familia Antipov ante las autoridades y cuyo presidente nacional, el arquitecto Vadim Feodorov certificó posteriormente que Iliodor Antipov era “moral y políticamente de buena conducta”, estableciéndose luego en Santiago, en donde adquirió su residencia en la comuna de San Miguel.

Dado que la comunidad parroquial le consideraba preparado para el ministerio, fue propuesto como candidato para ser ordenado sacerdote, lo cual sucedió en la catedral de San Nicolás de Sao Paulo, Brasil en Noviembre de 1940 de manos del Arzobispo Teodosio, jerarca que se ocupó de su formación litúrgica durante las semanas que el recién ordenado sacerdote pasó en Brasil con la ayuda del Archimandrita Parmenas, perteneciente al clero de dicha catedral, y con esa preparación, más la ayuda en materias litúrgicas que le prestó en Buenos Aires el Padre Constantino Izratzov, con quien se encontró en su viaje de retorno a Chile, el Padre Iliodor se hizo cargo de esta pequeña comunidad. El padre Iliodor y su matushka regularizaron su matrimonio ante las leyes chilenas el 22 de Marzo de 1945, otorgándoseles en Octubre de ese año la permanencia definitiva y, tras renunciar formalmente a la nacionalidad rusa, recibieron la nacionalidad chilena en 1949 porque, según él escribió en su solicitud, “deseo avecindarme definitivamente en este país, donde he encontrado paz, tranquilidad y trabajo para vivir con mi familia y el afecto y el cariño de la hospitalidad chilena”.

Cupo a este sacerdote, designado como Deán para Chile por su Obispo, la misión de levantar para su feligresía un templo definitivo, lo cual tuvo lugar entre 1946 y 1947, en un terreno donado a la comunidad por su administrador, Jonás Tcherniak en el número 446 de la calle Patronato, en el sector que en aquellos años era conocido como Santiago Norte y que ahora pertenece a la comuna santiaguina de Recoleta; interesante es el hecho de que el terreno escogido para la nueva iglesia se ubicara a tres cuadras de la iglesia árabe de San Jorge, edificada entre fines de 1918 y 1919, en donde tenía su sede el Arzobispo Metropolitano Elías (Dib), y a cinco cuadras de la capilla que mantenía el Padre Pablo Juri en el Policlínico Árabe de la Juventud Homsiense (hoy Clínica Siria). Para la nueva iglesia rusa el arquitecto ruso Vadim Feodorov, presidente de la “Unión de los Rusos de Chile” y socio de una empresa constructora, presentó un proyecto de construcción el cual, debido a los debates surgidos en torno a él dentro de la colonia, no se llevó a efecto, optándose por encargarle al ingeniero Valentín Bibekov la ejecución del proyecto, más sencillo y precario que lo ideado en un principio y por el cual el ingeniero no cobró sus honorarios. El nuevo templo, de planta cuadrada con una cúpula de bronce en su centro, fue levantado con aportes tanto económicos como también de mano de obra de los miembros de la colonia rusa y que recibió la Consagración Menor por parte del Arcipreste Iliodor la noche del 12 de Abril de 1947, para la celebración de la Pascua (con un coro dirigido por el músico Valerian Braguine), lo que le valió a este sacerdote el otorgamiento de una cruz por parte del Sínodo de Obispos y su elevación al rango de Arcipreste; funcionaban apoyando la labor de la parroquia, además del Concejo Parroquial presidido por el sacerdote, un Comité de Damas que fue presidido en los años 50’ por Eugenia Tcherniak, esposa del Administrador de aquellos años y con un grupo Scout, llamado “Pedro el Grande”, el cual también funcionaba en la otra parroquia de la colonia. Tras la consagración de la iglesia, entre 1949 y 1952, la parroquia que cambió de nombre por el de “Santísima Trinidad” y según el Arzobispo Teodosio contaba en esa época con alrededor de 130 feligreses.

La época en que se abrió la iglesia de Patronato coincidió con la llegada a Chile un gran número de rusos que en tres barcos vinieron en calidad de refugiados, en el marco de un programa patrocinado por la Organización Internacional de Refugiados, organismo dependiente de las Naciones Unidas; dentro de ese contingente de inmigrantes llegaron 4 sacerdotes, los padres Nicolás Dombrovsky, Vladimir Uliantzeff, Nicolás Kashnikov y Eugenio Pogorecky, los cuales pasaron en ese momento y durante un tiempo a formar parte del clero de esa pequeña iglesia, lo que aminoró la soledad de padre Iliodor. El templo se hizo estrecho para acoger a la gran cantidad de inmigrantes que acudían a los servicios, pero tiempo después hubo una disminución de la feligresía dado que un número importante de emigrantes y principalmente por razones de trabajo, abandonaron el país, a lo cual se sumaron las disputas surgidas dentro de la colonia acerca, entre otros temas, de si la parroquia debía concentrarse exclusivamente en su rol litúrgico o además cobijar expresiones de extensión cultural, lo que motivó finalmente la fundación de una segunda comunidad parroquial, que asumió el antiguo nombre de la primera iglesia y que fue cobijada en la casa sede de la “Unión de los Rusos de Chile”, en el centro de Santiago y posteriormente en Ñuñoa. Pese a las diferencias y recelos que sostenían entre sí los miembros de ambas comunidades, hubo casos de feligreses como el de Sergio Veshniakov que asistían a los servicios de ambas parroquias.

Por medio del Decreto 1181 del 20 de Septiembre de 1952, el Sínodo de Obispos de la Iglesia Rusa en el Exterior, con sede ahora en Nueva York, nombró al Obispo Leonty (Filíppovich) de Paraguay como titular de la nueva Diócesis de Santiago, Chile y Perú, y tras su llegada a nuestro país cerca de la Navidad de Enero de 1953, la pequeña iglesia levantada por el padre Iliodor y su feligresía se convirtió en la sede catedralicia y la residencia episcopal de la flamante diócesis, la más pequeña de la Iglesia Rusa en el Exilio, pero que junto a la directiva parroquial contaba con un secretario episcopal en la persona del comandante de submarinos Eugenio de Schildknecht, uno personal para el Obispo en la persona del padre Benjamín (Wosniuk), un concejo diocesano y subdiáconos para asistir al obispo en las celebraciones pontificales en la Catedral, donde se oficiaba la Divina Liturgia todos los días; en contraste con esta infraestructura diocesana, la morada del Obispo y de su secretario costaba de una precaria construcción de dos habitaciones hecha de madera, ubicada en la parte posterior de la Iglesia y que había ocupada hasta esa fecha por el Arcipreste Nicolás Dombrovsky, a la sazón vicario parroquial. Tras un informe elevado al Sínodo por el Obispo Leonty, esta institución gobernante presidida por el Metropolitano Anastassy (Grivanovsky) de Kishinev otorgó un diploma de reconocimiento por sus servicios al Arcipreste Iliodor.

No fue una realidad estática la de la parroquia, puesto que junto a los cambios en la feligresía, también el clero parroquial experimentó los propios: en 1948 los padres Vladimir Uliantzeff y Nicolás Kashnikov habían fundado la nueva parroquia de la Virgen de Kazán, regresando a Patronato el Padre Nicolás Kashnikov en 1952; en Octubre de 1949 el padre Eugenio Pogorecky se estableció con su esposa en Concepción para fundar una nueva comunidad; y en 1953 el padre Nicolás Dombrovsky, a la sazón presidente del Concejo Diocesano y vicario parroquial, partió a los Estados Unidos estableciéndose en San Francisco, por lo que quedaron en la iglesia de la Trinidad el obispo con el Arcipreste Iliodor, el hieromonje Benjamín (Wosniuk), el sacerdote Nikita Komernitsky (ordenado allí, quien posteriormente fuera enviado a Concepción y después abandonara Chile) y los diáconos Ilia Kachevsky (el primero ordenado allí y miembro del clero catedralicio hasta 1961) y Gedeón (Jubrán), pero en ese tiempo la salud del padre Iliodor se había resentido fuertemente por una enfermedad que llenaba su cuerpo de líquido, lo que menoscabó su salud hasta ocasionarle la muerte el 25 de Julio de 1957, dos años antes del fallecimiento del sacerdote a quién él debió reemplazar con su ordenación; antes de morir, recibió el sacramento de la Unción de los Enfermos de manos de su jerarca gobernante, quien hacía sólo un mes atrás había sido elevado a la dignidad de arzobispo. Aunque ya existía el Cementerio Ruso de Puente Alto, fundado en una reunión de feligreses sostenida en la Iglesia de Patronato el 1 de Noviembre de 1955 y donde él no participó, fue sepultado a la tarde del día 26 en un nicho del Cementerio General de Santiago, tras una Liturgia celebrada esa mañana y en medio de un multitudinario funeral donde su urna fue llevada a hombros por miembros de la colonia; más tarde, su hija compró la tumba familiar erigida en el “Patio Luco” del mismo camposanto, donde fue enterrado junto a su esposa fallecida en 1950 y donde llegó en 1992 Tatiana Antipov, fallecida sin descendencia; allí, presidida por la Cruz Ortodoxa y bajo la inscripción eslavónica “Да будет воля Твоя” (“Vénganos Tu Reino”), esta familia espera la Resurrección en el siglo venidero.

La pequeña iglesia que el padre Iliodor levantó junto a familias como los Tcherniak, Braguine-Bobrinsky, Kousheleff-Zauschkevich, y otras siguió su devenir, siendo testigo de la actividad espiritual y pastoral tanto del Arzobispo Leonty como de las monjas rusas y árabes provenientes del Convento Gorny de Ein-Karem, Palestina, la que llegaron justo ese año de 1958 al país y las que se distinguieron participando en el coro parroquial que había sido dirigido en esa época por K. A. Blik y donde destacaba la voz del propio Arzobispo Leonty, quien con su voz “obligaba a todos a rezar. Las notas se las sabía de memoria, lo que no siempre ayudaba en exactitud”. Las religiosas se habían instalado en un comienzo en una casa en la calle Manzano, frente a la actual iglesia Ortodoxa Antioqueña de San Nicolás, y posteriormente edificaron una construcción de dos pisos para su convento, a la izquierda del templo, proyectada por el arquitecto y miembro fundador de la primera comunidad Pedro Zestovsky. Más tarde, la Iglesia de la Trinidad fue testigo de la primera ordenación en Chile de un chileno al ministerio sagrado en la Iglesia Ortodoxa, de la reconciliación de la dividida colonia rusa en los años 70’, cuando la mayoría de los rusos blancos habían abandonado Chile tras el triunfo electoral de la Unidad Popular y del funeral de su Arzobispo en 1971, pero hacia 1974 se tomó la decisión de su reemplazo por un templo nuevo, concebido por un arquitecto y un ingeniero de la colonia, que llevara los nombres de las dos históricas parroquias rusas de Santiago ahora refundidas, nombres que en todo caso ostentó esta recordada iglesia que vio finalizar sus días al dar paso, en 1980, a la nueva iglesia erigida en la comuna de Ñuñoa; pero esa es ya otra historia.