​Reportaje de un diario de Ecuador al Hieromonje Rafael

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El arribo de un párroco consolida a los ortodoxos
El padre Rafael Cheprñich llegó a la ciudad (Guayaquil) para asistir a los fieles. Terminar la construcción del templo local el próximo paso
Desde 1982, los católicos ortodoxos residentes en Guayaquil se han congregado en la capilla de la iglesia ortodoxa de Santa María, en Urdesa central.
La comunidad ha ido creciendo con el paso de los años, tanto así que en 2012 el patriarcado serbio designó a un párroco para que arribara a la ciudad una vez al mes y, a más de dictar misa, pudiera cumplir con los rituales religiosos de la comunidad.
Sin embargo, en la actualidad los fieles cuentan ya con su propio párroco, el padre Rafael Cheprñich, quien llegó al país a fines de 2015.
El sacerdote indica que recibió su designación al Puerto Principal con alegría. Antes de llegar, residía en Buenos Aires.
“La comunidad preservó su fe por muchos años y está muy bien organizada. Los miembros de la comunidad son muy abiertos y tienen un gran corazón, ha sido una experiencia muy positiva”, dijo.
La comunidad, según señala Jacobo Quintero Touma, presidente del Consejo Parroquial, no cuenta con una cifra exacta de feligreses en el país, pero afirma que, a la misa semanal acuden entre cuarenta y sesenta parroquianos.
“Hay muchos inmigrantes en el Ecuador que ni siquiera conocemos. Hay mucha gente que recién está viniendo. Saben que en el país hay muchos libaneses, sirios, palestinos cuyos ancestros eran ortodoxos, pero recién saben que la iglesia está aquí, recién están conociendo sobre sus raíces”.
El padre indicó que a más de dar misa y cumplir con las charlas teológicas que se dan los viernes en el sitio, ubicado en Costanera entre calle Primera y calle Segunda, una de sus funciones es la de ser un guía espiritual para los feligreses.
Al preguntarle cuál es el principal problema anímico al que se enfrentan los creyentes, responde sin dudar: “La globalización”.
“Hoy en día se ven cosas en la televisión, en las noticias, que no se veían hace diez o veinte años. Hay mucha violencia. La iglesia debe mantener sus reglas y sus creencias, no adaptarse a los tiempos, porque la iglesia no es de este mundo. Nuestra fe no ha cambiado desde los tiempos apostólicos”.
Este añadió que la Iglesia ortodoxa no cree en el ‘puerta a puerta’, sino que apuesta por quienes voluntariamente se acercan para encontrar una comunión con Dios.
El padre, que cuenta con treinta años, señala que ha disfrutado de los ocho meses en el país y que, su reto principal en la ciudad ha sido el calor. Sin embargo, considera que Ecuador tiene mucho que ofrecer.
“He escuchado muchos chistes que dicen que el paraíso está en Ecuador y puedo entender porqué. Es un país bendecido por Dios que, quizás, no ha aprovechado todo su potencial, pero se ve que eso está cambiando”.
Para la comunidad, el próximo paso es la construcción de un templo.
En 2012, el obispo Amfilohije, de la diócesis ortodoxa de América del Sur, visitó el terreno ubicado en la ciudadela La Atarazana, donde se lleva a cabo la edificación.
Touma señaló, no obstante, que con la llegada del párroco, algunos cambios se deberán hacer antes de continuar con el proyecto.
“La construcción sigue. Pero primero hay también un proyecto de tener una propiedad para tener un monasterio, porque el padre es monje. Entonces queremos adquirir una propiedad ya construida para que el padre pueda tener ahí su monasterio y de ahí continuar con la construcción del templo”.

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