​No te olvides, cada mañana, de tomar tu “desayuno” espiritual

San Teófano el Recluso

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Por la mañana, cuando el alma se halla limpia de toda alteración, pidánle a Dios que los ilumine, penetren con atención en ese misterio de los juicios divinos y vean lo que el Señor les dice con Su palabra.

Cada día debemos leer al menos un capítulo del Evangelio. Es una tarea que la Santa Iglesia da a sus hijos. Es importante estudiarlo. Por la mañana, cuando el alma se halla limpia de toda alteración, pidánle a Dios que los ilumine, penetren con atención en ese misterio de los juicios divinos y vean lo que el Señor les dice con Su palabra, en apariencia, inerte…

Hay quienes retienen en su memoria los pensamientos nacidos a partir de la palabra de Dios — así como brotan las chispas al chocar el pedernal con el eslabón — confiando que se trata de enseñanzas que les da su ángel custodio. Y así es. En momentos de necesidad, tal clase de pensamientos serán para el alma, como el pan de cada día. El que sabe guardarlos hace lo mismo que el que va ahorrando para cuando vengan días negros. Un anciano monje solía llenar las paredes de su celda con tal clase de pensamientos. En el Monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén, hay muchas colecciones con los apotegmas de los Padres. Se puede decir que todos ellos tienen el mismo origen. Ahora lo saben ustedes también.

 

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