San Paisios acerca de temor a microbios y cosas santas

La siguiente conversación que tuvo San Paisios el Athonite con uno de sus hijos espirituales, que se anotó en Mayor Paisios del Monte Athos: Consejos Espirituales III, es algo de interés, especialmente hoy en día. 

 

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La siguiente conversación que tuvo San Paisios el Athonite con uno de sus hijos espirituales, que se anotó en Mayor Paisios del Monte Athos: Consejos Espirituales III: Lucha Espiritual, es de interés, especialmente hoy en día. 


Yo recuerdo también en el Coenobium había un monje quien era capitán de la policía antes de ser monje. Ellos lo hicieron un lector porque era culto. Él había estado en el monasterio durante años y todavía se sentía repugnancia por muchas cosas. ¡Ni siquieria tocaría un pomo! Intentaría abrir una puerta con su pie o intentaría girar el pomo con su codo y entonces limpiaría su manga con alcohol. Aun abriría la puerta de la Iglesia con su pie. En su vejez, Dios permitió que sus pies desarrollaron gangrena, especialmente el pie que usaba para abrir la puerta. Yo estaba sirviendo como un ayudante de enfermería cuando él vino al hospital del monasterio con su pie vendado. El camillero me ordenó desatarlo mientras que él fue por unas vendajes. Cuando lo desaté, di un grito ahogado. Estaba cubierto de gusanos pequeños. —Ve al mar y lávalo para quitar los gusanos y ven a mí para que pueda cambiar los vendajes.— Estaba confundido al ver la condición de su pie, el grado de su castigo. El camillero me preguntó, —¿Sabes la causa de sus aflicciones?— —Sí, es porque él abre la puerta con su pie,— le dije.

–Y Geronda, ¿seguía él abriendo la puerta con su pie?—

–¡Sí, con su pie! Y se había envejecido como monje.—

–¿No entendía en el fin?—

–No sé. Después de eso, fui al monasterio de Stomion en Konitsa. No sé cómo se murió. Pero allí en el Coenobium en el Monte Athos, los monjes menores comerían la comida que se quedaba en los platos de los mayores como una bendición. Recogerían las sobras porque habían sido bendecidas. Otros besarían el pomo tocado por un mayor. Pero el monje quien se sentía repugnancia por todo apenas tocaría su bigote a los íconos santos cuando les hacía reverencias. ¡Solo se puede imaginar lo que sufría su pobre bigote por el alcohol!—

–Geronda, ¿cuando algo así pasa con cosas sagradas, no es irreverencia?—

–Por supuesto que sí. Así es cómo empiezan las cosas y entonces hay más desarrollos. ¡El mismo monje llegó al punto de no besar los íconos porque temía que los monjes que los besaban antes de él estuvieran enfermos!—

–En otras palabras, ¿si uno quiere evitar sentir repugnancia, tiene que dejar de ser quisquilloso y dejar de prestar atención a tales cosas?—

–¡La gente no ve la basura que se mezcla con la comida que pone en su boca! Aun si uno tiene alguna fobia acerca de enfermarse, Cristo ayudará si uno hace el signo de la Cruz con fe. Muchas personas quienes tienen varias enfermedades vienen a mi Kalyvi*. Algunas personas simples que vienen se hacen el signo de la Cruz cuando levantan la taza de estaño que tengo allí para tomar agua. Otros quienes tienen miedo no la tocan. Alguien quien tenía una posición importante en una empresa vino a verme hace poco. Él tiene tanto miedo a microbios que se había blanqueado sus manos por lavados frecuentes con alcohol desinfectante. Aun frota el volante de su carro con alcohol. Le tenía pena. ¿Sabes cómo es estar en una posición tan importante y ser así? Le di un poco de loukoumi**, y no lo tocó porque lo había tocado yo antes. Pero aun si hubiera estado todavía en la caja, no lo habría tomado porque estaría pensando que otra persona debe haberlo puesto en la caja con sus manos al principio. Saqué el loukoumi y lo froté en su zapato y lo comí. Hice un número de cosas así para ayudarlo a librarse, aun un poco, de su sentido de repugnancia.

Hoy vino aquí una mujer joven quien es hipocondríaca. Ni siquiera recibiría una bendición cuando entró porque tenía miedo a microbios. Y cuando se fue, después de todo lo que yo había dicho para ayudarla, ni aun recibiría una bendición. —No besaré tu mano, Geronda, porque tengo miedo a microbios,— me dijo. ¿Qué puedes decir? Tales personas se hacen abatidos (Mayor Paisios del Monte Athos: Consejos Espirituales III: Lucha Espiritual (publicado en Grecia en 1999 y en inglés en 2016 por el Santo Monasterio —San Juan el Evangelista y Teólogo—, Souroti, Thessaloniki, Grecia pp.51-53).


*Casa pequeña.

**También se llama —deleite turco— pero no por los griegos.

 

Fuente: russian-faith.com

 

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