San Acacio, Obispo de Melitene

 

Algunos dicen que Acacio fue obispo de Antioquía, en Pisidia, y otros que fue de Melitene, en Armenia menor. Acacio fue un poderoso sostén de los cristianos de Antioquía, y, como tal, fue llevado ante el agente consular Marciano. Acacio aseguró que los cristianos eran súbditos leales al emperador y que rezaban a menudo por él, pero cuando se le invitó a un acto de culto al mismo emperador, él se rehusó.
De ahí se originó una discusión entre Marciano y Acacio que abarcó a los serafines, mitología greco-romana, la Encarnación, la moralidad de los dálmatas, la naturaleza de Dios y la religión de los catafrigios. Al ordenársele que acompañara al oficial a sacrificar en el templo de Júpiter y Juno, Acacio replicó: “Yo no puedo ofrecer sacrificios a alguien que está enterrado en la Isla de Creta. ¿O es que ha resucitado?” Entonces Marciano lo acusó de hechicería y quiso saber quiénes eran los amigos que lo ayudaban; y a la respuesta de Acacio de que todo provenía de Dios y que la hechicería era odiosa a los cristianos, objetó que estos debían ser hechiceros, ya que habían inventado una religión. “Vosotros fabricáis vuestros dioses y les teméis, nosotros los destruimos,” respondió Acacio. “Cuando no hay albañiles o estos no tienen cantera, entonces vosotros no tenéis dioses. Nosotros tenemos a nuestro Dios, pero nosotros no lo hicimos; El nos hizo porque es nuestro hacedor. Y nos ama porque es padre y en su bondad, El nos ha arrebatado a la muerte eterna.”
Finalmente se obligó a Acacio a descubrir los nombres de otros cristianos bajo pena de muerte y él se negó: “Estoy siendo juzgado y me pedís nombres. Si no podéis vencerme a mí solo, ¿pensáis tener éxito con otros? ¿Queréis nombres? ¡Muy bien! Me llamo Acacio y he recibido el sobrenombre de Agatángelo (“buen ángel”). Haced lo que queráis.” Acacio fue entonces devuelto a la prisión y los resultados del proceso fueron enviados al emperador Decio quien, no pudo reprimir una sonrisa al leerlos. El resultado fue que Marciano fue promovido a la legación de Panfilia y Acacio recibió el perdón imperial.

 

Fuente: crkvenikalendar.com

 

Pravoslavie.cl