El Milagro del Fuego Santo, que se enciende espontánea y milagrosamente en Pascua en Jerusalén

Sucede todos los años en la Pascua Ortodoxa en el Santo Sepulcro.

El Sábado Santo los creyentes de las Iglesias ortodoxas se reúnen en grandes multitudes, para presenciar la bajada del Fuego del Cielo y encender sus velas.

 

El Milagro del Fuego Santo es conocido por los Cristianos de las Iglesias Ortodoxas, como “el más grande de todos los Milagros Cristianos”.

 

¿EN QUE CONSISTE EL MILAGRO DEL FUEGO SAGRADO?

 

El Milagro ocurre en La Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, la cual es, para millones de creyentes, el lugar más sagrado sobre la Tierra. 

 

El Fuego Santo tiene lugar cada año, a la misma hora, de la misma manera, y en el mismo lugar.

 

¿CÓMO SUCEDE EL DESCENSO DEL FUEGO SAGRADO?

 

Primero el patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén (el actual patriarca es Teófilo III) se despoja de sus vestiduras y es meticulosamente examinado por representantes de la Policía israelí. Los policías también examinan la capilla por si hay algún objeto que pueda ayudar a prender el fuego.

 

Después el patriarca entra solo en la capilla-sepulcro (el Anastasis), que se encuentra dentro de la iglesia de la Resurrección, y empieza su oración.

 

Junto con él, miles de creyentes rezan en la iglesia, sin contar a los millones de personas en todo el mundo que oran desde sus respectivos países. Todo el santuario permanece a oscuras, todas las luces están apagadas. La gente espera la venida de la Luz Santa.
 

“Avanzo a través de la obscuridad hacia la cámara interna, donde caigo de rodillas. Allí recito unas oraciones que nos han sido transmitidas a través de los siglos y, una vez terminadas, espero”, contaba el entonces patriarca de Jerusalén Diódoro I en el año 1998.

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No se conoce ningún otro Milagro que ocurra, de manera tan regular, y por un período de tiempo tan extenso. Se puede leer acerca de él en fuentes tan antiguas, como las del siglo cuarto después de Cristo. Uno puede rastrear el Milagro del Fuego Santo, a través de los siglos, en los muchos itinerarios de Tierra Santa. El abad ruso Daniel, en su itinerario, escrito en los años 1106 y 1107, presenta el “Milagro de la Luz Santa”, de una manera muy detallada, así como las ceremonias que lo enmarcan.

 

Él recuerda cómo el Patriarca entra en la capilla-Sepulcro (la Anastasis), con dos velas apagadas: “El Patriarca se arrodilla frente a la piedra, sobre la cual Cristo fue colocado después de Su Muerte..Y dice ciertas oraciones..Después de las cuales ocurre el Milagro. La Luz emana desde el centro de la piedra..Una Luz azul indefinible, que después de un tiempo, enciende las lámparas de aceite apagadas..Al igual que las dos velas del Patriarca. Esta Luz es “El Fuego Santo”, y se propaga a todas las personas presentes en la Iglesia”.

 

Así continua sucediendo hasta el día de hoy.

 

La ceremonia del “Milagro del Fuego Santo” es, tal vez, la ceremonia Cristiana más antigua e ininterrumpida en el mundo. Desde el siglo cuarto después de Cristo, hasta nuestros días, diversas fuentes hablan del asombroso Milagro. Por lo escrito en estas fuentes, es claro que el Milagro ha sido celebrado en el mismo punto, en el mismo día de Pascua, y con el mismo esquema litúrgico, a través de todos estos siglos. Según la tradición, el Fuego Santo inflama de la tumba de Jesucristo en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén descendiendo por más de 1.500 años.

Como con cualquier otro Milagro, hay personas que creen que esto es un fraude, y solamente una obra maestra de propaganda Ortodoxa.

Creen que el Patriarca tiene un encendedor dentro del Sepulcro.

Estas críticas, sin embargo, se enfrentan a un número de problemas. Los cerillos, y otros instrumentos para encender fuego, son inventos recientes.  Hasta hace sólo algunos cientos de años, encender un fuego era una tarea que requería mucho más tiempo, que los pocos minutos que el Patriarca está dentro del Sepulcro.

Tal vez, se podrá decir que él tiene una lámpara encendida adentro, de la cual él enciende las velas, pero las autoridades locales confirman haber revisado el Sepulcro, y no encontraron ninguna luz dentro.

Sin embargo, los más grandes argumentos contra un fraude, no son los testimonios de los distintos patriarcas. Los retos más grandes, que confrontan los críticos, son los miles de testimonios independientes de los peregrinos, cuyas velas fueron encendidas, espontáneamente, frente a sus ojos, sin ninguna explicación posible.

De acuerdo con nuestras investigaciones, nunca ha sido posible filmar el momento en que las velas, o las lámparas de aceite se encienden por sí mismas.

Este Milagro, como muchos otros, están rodeados de factores inexplicables. Como dijo el Arzobispo de Tiberias: “El Milagro nunca ha sido filmado, y probablemente, nunca lo será. Los Milagros no pueden ser probados.  Se requiere fe para que un Milagro traiga fruto en la vida de una persona, y sin este acto de fe, no hay Milagro, en sentido estricto. El verdadero Milagro, en la tradición Cristiana, tiene un solo propósito: extender la Gracia de Dios a la creación. Y Dios no puede extender Su Gracia, sin fe por parte de Sus Criaturas. Por lo tanto, no puede haber Milagro sin fe”.

 

 

 

 

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