El Gran Canon, Composición de San Andrés de Creta

Veliki_kaon_sv_Andreja_KritskogEl lunes de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de
Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. Los
hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final. Antes
de cada tropario nos signamos y nos inclinamos tres veces.

 

ODA 1, Tono 6
Hirmo: El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios y
le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzare, porque gloriosamente se
ha glorificado.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí (y así después de
cada tropario).

¿Donde comenzaré a lamentar ios hechos de mi miserable vida?

¿Qué primicia ofreceré, Cristo, de esta lamentación? Mas, como eres
compasivo, concédeme perdón de mis pecados.

Ven, alma miserable, con tu cuerpo, y confiesa al Creador de todo.

En adelante deja tu antigua bestialidad y ofrece a Dios lagrimas de
penitencia.

A Adán que fue creado primero, le he rivali-zado con mis
transgresiones. Se que estoy desnudado de Dios y del reino eterno y
de la felicidad a causa de mis pecados. (Génesis 3)

!Ay de ti, miserable alna! ¿por que te pareces a la primera Eva? Pues
has mirado inicuamente y has sido amargamente herida. Tocaste el

árbol y probaste audazmente la fruta prohibida.

La Eva de mi espíritu ha tomado el lugar de la Eva física bajo la
forma de pensamientos apasionados y carnales, que me prometen
dulzura, mas me hacen gustar amargura.

Fue justamente desterrado Adán del Edén por no haber guardado
un mandamiento, Salvador, Mas ¿qué he de sufrir yo, que siempre
desecho tus palabras vivificantes? (Hebreos 12: 25; Génesis 3: 23)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el
pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de
compunción.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban,
quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora
purísima, recíbeme a mí arrepentido.

 

ODA 2
Hirmo: Escuchad, cielos, y hablaré y cantaré de Cristo, que vino en la
carne a habitar entre nosotros, la cual tomó de la Virgen.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Escuchad, cielos, y hablaré; tierra, inclina tu oído a la voz del que se
arrepiente a Dios y que le canta alabanzas.

Mírame, Dios Salvador mío, con tu ojo misericordioso, y recibe mi
ferviente confesión. (Proverbios 15: 3; Salmo 33: 15)

Mas que todos he pecado. Yo sólo he pecado contra ti. Mas, siendo
Dios, ten compasión, Salvador, de tu criatura. (I Timoteo 1: 15)

He labrado la fealdad de mis pasiones por mis deseos carnales. He
deformado la hermosura de mi espíritu.

Una tempestad de pasiones me acecha, Señor compasivo.

Extiéndeme tus manos a mí también como a Pedro. (Mateo 14: 31)

He manchado el manto de mi carne y he ensuciado tu imagen y
semejanza, Salvador.

He oscurecido la hermosura de mi alma con los placeres carnales, y
he cambiado mi espíritu haciéndolo lodo.

He razgado mi primera vestidura que me tejió el Creador en el
principio y por eso estoy postrado y desnudo. (Génesis 3: 21)

Heme puesto una túnica rayada, que me tejió la
serpiente por astucia y estoy avergonzado. (Génesis 3: 4-5)

Las lágrimas de la ramera, Señor misericordioso, te las ofrezco yo
también. Seme misericordioso, Salvador, en tu compasión. (Lucas 7:
38? 18: 13)

Vi la hermosura del árbol y mi espíritu fue seducido; estoy ahora
postrado y desnudo y avergonzado. (Génesis 3: 7)

Todos los demonios principales de las pasiones me han hecho
surcos en mis espaldas y mucho ha durado su tiranía sobre mí.
(Salmo 128: 3)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Te alabo a ti, que eres uno en tres Personas, Dios de
todo, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Inmaculada Deípara, Virgin acabadísima, ora
fervientemente que seamos salvos.

ODA 3

Hirmo: Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, Oh
Cristo.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

El Señor llovió fuego del Señor, alma mía, y consumió la antigua
tierra de Sodoma. (Génesis 19: 24)

Escápate al monte, como lo hizo Lot, alma mía, busca refugio a
tiempo en Zoar. (Génesis 19: 22)

Huye del fuego, alma mía, huye del calor de Sodoma. Corre de la
destrucción de la llama divina. (Deuteronomio 4: 24; Hebreos 12: 29)

Yo sólo he pecado contra ti, he pecado más que todos, Cristo
Salvador mío, no me rechaces.

Tú eres el buen Pastor; búscame a mí, que me le desviado. (Juan 10:
11-14)

Tú eres mi dulce Jesús, Tú eres mi Creador; en ti, Salvador, seré
justificado.

Te confieso, Salvador, he pecado, contra ti
he pecado, mas absuélveme y perdóname en tu compasión.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad, unidad, Dios, sálvame del engaño y de la
tentación y de lo que me aflige.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Salve, seno portador de Dios. Salve, trono del Señor.
Salve, Madre de nuestra vida.

ODA 4

Hirmo: El Profeta oyó de tu venida, Señor, y de que habías de nacer de la
Virgen y aparecer a los hombres. Tuvo miedo y clamo, He oído tus nuevas
y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Habacuc 3: 2)

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

No desprecies tus obras y no abandones tu creación, justo Juez y
Amante de los hombres, aunque yo sólo he pecado como hombre
mas que cualquiera. Mas siendo Señor de todo, tienes potestad de
perdonar los pecados. (Marcos 2: 10)

Se acerca el fin, alma mía, se acerca. Mas tú descuidas y no te
preparas. Se abrevia el tiempo. Levántate. Se acerca el Juez a las
puertas. Como sueño, como una flor, se pasa el tiempo de esta vida.
¿Por qué nos agitamos en vano? (Mateo 24: 33; Salmo 38: 7)

Vuelve en ti, alma mía. Considera tus hechos, y repásalos delante de
tus ojos, y vierte las gotas de tus lágrimas. Cuenta con confianza tus
pensamientos y hechos a Cristo, y sé libertado.
No hay pecado ni hecho ni vicio de la vida que yo no haya
cometido, Salvador. He pecado por pensamiento, palabra, intención,
propósito, voluntad y acción, como ningún otro haya hecho.

Por eso estoy bajo condenación, yo que soy miserable, sentenciado
por mi conciencia, de la que no hay nada más rigoroso, Juez y

Redentor mío, que conoces mi corazón, sálvame, líbrame y
rescátame a mí, tu siervo.

La escala de antaño, la que vio el gran Patriarca, alma mía, es
modelo de subimiento por acción y de ascendimiento por sabiduría.

Pues, si quieres vivir en actividad, sabiduría y contemplación,
renuévate. (Génesis 28: 12; Romanos 12: 2; Tito 3: 5)

Por su apremiante necesidad el Patriarca sufrió el ardiente calor del
día y aguantó el frío de la noche, día por día avanzando,
pastoreando, luchando y trabajando para ganar a dos esposas.
(Génesis 29: 16-30; 31: 40)

Por las dos esposas se entienden acción y sabiduría de
contemplación: acción por Lea, pues tuvo muchos hijos; por Raquel
sabiduría, pues trabajó mucho; porque sin trabajo, alma mía, ni la
acción ni la contemplación logrará éxito.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Te confieso como indivisible en esencia, inconfundible
en Personas, Divinidad Tri-una, co-entronizada, y co-reinante, te
canto el himno cantado tres veces en lo alto.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas
permaneces virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las leyes
de la naturaleza, y su seno da a luz sin dolor. Cuando Dios desea, es
vencido el orden natural, pues El hace lo que desea.

ODA 5

Hirmo: De noche me levanto temprano buscándote; ilumíname, te suplica,
Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y enséñame, Salvador,
a hacer tu voluntad.

Responso: Ten piedad de mi, Dios, ten piedad de mí.

He pasado mi vida siempre an la noche, y la
noche del pecado me ha sido una neblina espesa y oscuridad;
Salvador, hazme a mí hijo del día. (Efesios 5: 8)

Como Rubén, miserable de mí, he pensado un acto pérfido y
desobediente contra Dios Altísimo, manchando mi lecho como
aquél manchó el de su padre. (Génesis 35: 22; 49: 3-4)

Te confieso, Cristo Rey mío, he pecado, he pecado como los
hermanos de José antiguamente, los que vendieron el fruto de la
pureza y la castidad. (Génesis 37: 26-27)

El justo José fue entregado por sus hermanos, esa dulce alma fue
vendida a la esclavitud, como tipo del Señor; y tú, alma mía, te has
vendido enteramente a tus vicios. (Génesis 37: 28)

Imita, alma miserable y sin valor, al justo José y a su espíritu puro,
y no seas desenfrenado en tus deseos irracionales, siempre
transgrediendo. (Génesis 39: 7-23)

José, antiguamente habitando un hoyo, Señor Soberano, fue un tipo
de tu entierro y resurrección. Mas ¿puedo yo ofrecerte alguna cosa
semejante? (Génesis 37)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: A ti te glorificamos, Trinidad, un solo Dios, Santo,
Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser sencillo, Unidad
siempre adorada. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: De ti, purísima Doncella, Madre y Virgen, Dios que creó
los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se unió a sí mismo
la naturaleza humana.

ODA 6

Hirmo: Clamé con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde
el abismo y levantó mi vida de la corrupción.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Sinceramente te ofrezco con intención pura, Salvador, las lágrimas
de mis ojos y los mugidos del fondo de mi corazón, clamando: Dios,
he pecado contra ti, ten piedad de mí. (Lucas 18: 13)

Tú, alma mía, te has rebelado contra el Señor como Datan y Abiram.
Mas, con todo tu corazón, clama: Salva, a fin de que una sima
abierta de la tierra no te trague. (Números 16: 27-33)

Como becerra cerril aguijoneada a la locura, alma mía, te has
semejado a Efrén. Al vuelo para la acción, decisión y contemplación,
salva tu vida como una gacela del lazo.(Oseas 4: 16)

Que nos asegure la mano de Moisés, alma mía, puesto que Dios
emblanquece y limpia una vida leprosa. Así que no te desesperes si
te encuentras leprosa. (Éxodo 4: 6-8)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Yo soy Trinidad, simple e indivisible, en Personas
dividida. Yo soy Unidad, u-nida por naturaleza, dice el Padre, el
Hijo y el Espíritu Divino.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Tu seno engendró a Dios por nosotros, al que tomó
nuestra forma. Suplícale al Creador de todo, Deípara, que por tu
intercesión seamos justificados.

Señor, ten piedad. (3) Gloria…Y ahora…

Contaquio, tono 6
Alma mía, alma mía, levántate. ¿Por qué duermes? El fin está
cercano, y serás confundida. Despiértate , pues, y sé vigilante, a fin
de que te salve Cristo Dios nuestro, que esta en todas partes y todo
lo llena.

ODA 7

Hirmo: Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante Ti, no hemos
vigilado ni hemos hecho lo que TÚ nos mandaste. Mas no nos abandones finalmente,
Dios de nuestros padres.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

He pecado, he ofendido y he rechazado tu mandamiento, porque
continuando en mis pecados, a mis llagas he agregado heridas. Mas,
por tu compasión ten piedad de mi, Dios de nuestros padres.

Te he confesado, Juez mío, los secretos de mi corazón. Ve mi
humillación y mi aflicción y a-tiende a mi juicio. Y por tu
compasión, ten piedad de mí, Dios de nuestros padres.

Cuando Saul de antaño perdió las asnas de su padre, encontró de
paso la proclamación de su reino. Vigila, alma mía, y no olvides, a
no ser que prefieras tus deseos bestiales al Reino de Cristo. (I
Samuel [I Reyes] 10: 2)

Si David, padre de nuestro Divino Señor, pecó dos veces de antaño,
alma mía, al ser traspasado por la flecha del adulterio y herido por
la lanza del remordimiento por haber matado, tú tienes enfermedad
de voluntad y de tus apetitos más grave que esos hechos. (II Samuel
[II Reyes] 11; 12: 1-23)

David una vez juntó pecado con pecado, mezclando su adulterio
con asesinato, mas inmediatamente ofreció doble arrepentimiento.
Mas, tú, alma mía, has hecho cosas más inicuas sin arre-pentirte
ante Dios.

David compuso de antaño un himno, pintando un cuadro del mal
que había hecho, clamando, Ten piedad de mí, porque contra Ti sólo
he pecado, que eres Dios de todo. ¡Límpiame! (Salmo 50 [51])
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad simple e indivisible, de una esencia y de una
naturaleza, Luces y Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad es
alabado. Canta, alma mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios de
todo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos . Amén.

Teotoquio: Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara,
porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y
Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales.

ODA 8

Hirmo: A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante quien
tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y bendigan y ensalcen
todo lo que tiene aliento y toda la creación por todos los siglos.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

He pecado, Salvador, ten piedad. Despierta mi espíritu a que se
convierta; acéptame a mí que me arrepiento; ten compasión de mí
cuando clamo: Contra Ti sólo he pecado y he hecho transgresiones.
¡Ten piedad de mí!

Elías, el carrocero, subió en la carroza de virtudes a los cielos y fue
transportado sobre las cosas mundanales. Contempla, alma mía, su
ascenso. (IV Reyes [II Reyes] 2: 11)

Eliseo recibió doble gracia al alzar el manto de Elias. Mas tú, alma
mía, no has participado de esta gracia a causa de tu incontinencia.
(IV Reyes [II Reyes] 2: 9)

Las aguas del Jordán fueron apartadas a uno y a otro lado de antaño
por Eliseo por medio del manto de Elias. Mas tú, alma mía, no has
participado de esta gracia a causa de tu incontinencia. (IV Reyes [II
Reyes; 2: 14)

La sunamita de antaño de buena voluntad recibió al justo -Eliseo.
Mas tú, alma mía, no has recibido en tu casa ni a forastero ni a
viajero. Por eso, serás echada lamentando de la cámara nupcial.
(IV Reyes [II Reyes] 4: 8)

Siempre has imitado la inicua mente de Giezi, alma miserable.
Límpiate de su amor a la plata, al menos en tu vejez. Escápate del
fuego del infierno dejando tus malas costumbres.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso.
Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno,
Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu
seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honramos,
pues, como verdaderamente Deípara.

ODA 9

Hirmo: Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin
corrupción de la Madre Virgen, pues la navidad de Dios renueva la
naturaleza. Y en todas las generaciones te magnificamos como ortodoxos,
Madre y Esposa de Dios.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

La mente está herida, el cuerpo debilitado, y el espíritu enfermo, la
palabra ha perdido su potencia, la vida está decayendo, el fin está
cercano. ¿Qué harás, alma miserable, cuando venga el Juez a
examinarte?

He repasado la relación mosaica de la creación del mundo, y toda la

Escritura que narra la historia de los justos e injustos. Mas tú, alma
mía, has imitado a éstos y no a aquéllos, y has pecado contra Dios.

La Ley se ha debilitado, no se practica el E-vangelio, toda la
Escritura es ignorada de ti; los profetas y todas las palabras de los
justos han perdido su potencia en ti. Tus heridas, alma mía,
se han multiplicado, y no hay médico que te sane.

Traigo ante ti los ejemplos de la Nueva Escritura, alma mía, para
guiarte a la compunción. I-mita, pues, a los justos y déjate de seguir
a los pecadores, y vuelve a ganar la gracia de Cristo, por medio de
súplicas, ayunos, pureza y devoción.

Cristo se hizo hombre, y llamo al arrepentimiento a los ladrones y a
las rameras. Arrepiéntete, alma mía. La puerta del reino ya está abierta
y la están ganando ante ti los convertidos fariseos, publicanos
y adúlteros. (Mateo 21: 31; 11: 12)

Cristo se hizo hombre, tratando conmigo en la carne, y
voluntariamente participando de cuanto pertenece a nuestra
naturaleza menos del pecado. Y te dio a ti, alma mía, ejemplo e
imagen de su propia condescendencia. (Mateo 1: 25)

Cristo salvo a los magos, convocó a los pastores, e hizo mártires a
una multitud de niños, glorifico a un anciano y a una viuda
envejecida, cuyos hechos y vida, alma mía, no has imitado. ¡Ay de
ti, cuando seas juzgada! (Mateo 2: 12; Lucas 2: 9-12; Mateo 2: 16;
Lucas 2: 25-38)

Cuando el Señor por cuarenta días ayuno en el desierto, finalmente
tuvo hambre, revelando su naturaleza humana. No te congojes,
alma mía, si te ataca el enemigo, mas ahuyéntale por oración y
ayuno. (Mateo 4: 1-11; 17: 21; Marcos 9: 29)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente
adoremos al Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en
esencia, como la Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y
luz a los confines de la tierra.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Socorre a tu ciudad, inmaculada Deípara, pues por ti
reina, fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota
toda tentación y prueba, cautivando al enemigo y rigiendo sobre sus
subditos.

A Andrés: Venerable Andrés, Padre tres veces bendito, Pastor de
Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que El libre de
la ira, opresión y corrupción y de nuestras innumerables pecados a
los que fielmente honramos tu memoria.

Y otra vez el hirmo: Inefable fue… Y el resto de Completas Mayores

 

El martes de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de
Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. Los
hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final. Antes
de cada tropario, nos signamos y nos inclinamos tres veces.

ODA 1, Tono 6

Hirmo: El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios y
le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzaré, porque gloriosamente se
ha glorificado.

Responso: Ten piedad de raí, Dios, ten piedad de mí.

He sobrepasado voluntariamente el asesinato de Caín, porque
avivando la carne, soy el asesino de la conciencia de mi alma,
haciéndole guerra por mis hechos inicuos. (Génesis 4: 8)

No he imitado a Abel en justicia, Jesús; no te he ofrecido dones
aceptables, ni acciones piadosas, ni sacrificio puro, ni vida sin
mancha. (Génesis 4: 4)

Como Caín, nosotros también, alma miserable, hemos ofrecido al
Creador de todo hechos inmundos, sacrificio reprensible y vida
inútil; por tanto estamos condenados. (Génesis 4: 5; Hebreos 11: 4)

Formándome del barro, dándome vida, Alfarero, me conferiste
carne y huesos, aliento y vida, mas, Creador mío y Redentor y Juez
mío, recíbeme arrepentido. (Génesis 2: 7; Jeremías 18: 1-10; Romanos
9: 21)

Confiésote, Salvador, los pecados que he cometido, y las heridas de
mi alma y cuerpo, los que me han infligido mis pensamientos
asesinos. (Lucas 105 30)

Aunque he pecado, yo sé que Tú amas a los hombres: castigas con
misericordia y tienes ardiente piedad. Me ves llorar y te apresuras
hacia mí como el Padre llamando al pródigo. (Lucas 15: 20)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el
pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de
compunción.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban,
quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora
purísima, recíbeme a mí arrepentido.

ODA 2

Hirmo: Escuchad, cielos, y hablaré y cantaré de Cristo, que vino en la carne
a habitar entre nosotros, la cual tomó de la Virgen.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

El pecado me ha despojado de mi primer vestido tejido por Dios y
me ha cosido una túnica de pieles. (Génesis 3: 21)

Estoy envuelto en un vestido de vergüenza como de hojas de
higuera, como reproche por mis voluntarias pasiones. (Génesis 3: 7)

Heme vestido de una túnica ensuciada manchada de sangre, el
curso de mi vida de pasión y de lujuria.

Bajo el peso de las pasiones y de la corrupción material he caído, y
desde entonces me persigue el Enemigo.

Prefiriendo una vida avara y codiciosa a la pobreza de espíritu,
Salvador, estoy abrumado de un yugo pesado. (Mateo 5: 3)

Al ídolo de mi carne lo he adornado de un manto multicolor,
pensamientos vergonzosos, y estoy condenado. (I Juan 5: 21)

Heme preocupado del adorno exterior, y he descuidado el templo
interior hecho a la imagen de Dios. (I Pedro 3: 3-4)

La hermosura de la primera imagen la he cubierto de pasiones,
Salvador, mas busca con diligencia hasta hallarla, como la dracma
perdida. (Lucas 15:3)

Como la ramera te clamo: He pecado, yo sólo he pecado contra Ti.

Acepta mis lágrimas también, Salvador, como mirra. (Lucas 7: 37-
50)

Como el publicano, te clamo: Ten piedad, Salvador, ten piedad de
mí, pues ningún hijo de Adán ha pecado contra Ti como yo. (Lucas
18: 13)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Te alabo a ti, que eres uno en tres Personas, Dios de
todo, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Inmaculada Deípara, Virgen alabadísima, ora
fervientemente que seamos salvos.

ODA 3

Hirmo: Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, oh
Cristo.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

En ti, Vencedor de la muerte, he encontrado la Fuente de la vida, y
antes del fin te clamo de mi corazón: He pecado, ten piedad de raí y
sálvame.

He pecado, Señor, he pecado contra Ti. Ten piedad de mí, pues no
hay pecador entre los hombres que yo no haya sobrepasado en
pecados.

He imitado a los inicuos de los días de Noé, y me he ganado una
parte de su condenación de ahogar an el diluvio. (Génesis 6)

Has seguido a Cham, que ultrajó a su padre, alma mía, y no has
cubierto, andando hacia atrás, la desgracia de tu
prójimo……(Génesis 9: 20-27)

Huye, alma mía, como Lot, del fuego del pecado; huye de Sodoma y
Gomorra, huye de la llama de todo deseo excesivo. (Génesis,19)
Ten piedad, Señor, ten piedad de mí, te imploro, cuando vengas con
tus angeles a recompensarnos según nuestros hechos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Sencilla Unidad, no creada, Naturaleza sin origen,
alabada en Trinidad de Personas, sálvanos que con fe adoramos tu
potestad.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Madre de Dios, no desposada, que diste a luz en el tiempo
al Hijo sempiterno del Padre. I Maravilla y milagro, mamantándole,
permaneces Virgen!

ODA 4

Hirmo: El Profeta oyó de tu venida, Señor, y que habías de nacer de la
Virgen y aparecer a los hombres. Tuvo miedo y clamo: He oído tus nuevas
y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Habacuc
3: 2)

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Vigila, alma mía, anímate como los grandes patriarcas, para lograr
entendimiento activo, para ganarte un espíritu veedor de Dios y
para penetrar la recóndita oscuridad, y así ser gran mercader.
(Génesis 32: 28; Lucas 19: 13-15)

El gran Patriarca, que engendró a los doce patriarcas, te ha
mostrado místicamente, alma mía, la escalera de ascenso para tus
acciones, sabiamente dando a sus hijos como peldaños y sus propios
pasos como vía ascendente.

Has emulado al odiado Esaú, alma mía, vendiendo tu
primogenitura de belleza prístina a tu suplantador, y has perdido la
bendición de tu Padre, y te has engañado dos veces en obra y
pensamiento. Por eso, miserable, arrepiéntete ahora. (Génesis 25: 31;
27: 37)

Esaú fue llamado Edom, por su excesiva pasión de las mujeres.

Encendido de incontinencia y manchado de placeres, fue llamado su
nombre Edom, que significa calor rojo, del alma que ama el pecado.
(Génesis 25: 30)

¿De Job no has oído, alma mía, del que se justificó en un estercolero?
Mas no has imitado su fortaleza, ni has tenido firmeza de voluntad
en lo que has aprendido y sabido o sido tentado; no has tenido
constancia. (Job 1)

Aquél que estaba en un trono ahora está desnudo sobre un
estercolero y cubierto de sarna. El que tenía muchos hijos y era
estimado, de súbito queda sin hijos y sin amparo. Mas el estercolero
lo tenía por palacio y sus heridas por perlas. (Job 2: 7-8)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Te confieso como indivisible en esencia, inconfundible
en Personas, Divinidad Tri-una, co-entronizada y co-reinante, te
canto el himno cantado tres veces en lo alto.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas
permaneces virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las leyes
de la naturaleza, y su seno da a luz sin dolor. Cuando Dios desea, es
vencido el orden natural, pues El hace lo que desea.

ODA 5

Hirmo: De noche me levanto temprano buscándote; ilumíname, te suplico,
Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y enséñame,
Salvador, a hacer tu voluntad.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Alma mía, has oído como de antaño Moisés fue llevado en una
arquilla de juncos sobre las aguas y las ondas del río como en una
cámara, huyendo la penosa consecuencia del decreto de Faraón.
(Éxodo 1: 22-2: 3)

Si has oído, alma miserable, de las parteras que de antaño tuvieron
que matar a todos los niños varones recien nacidos, frutos del
connubio casto, entonces, como el gran Moisés, amamanta
sabiduría. (Exodo 1: 16; 2: 9; Hechos 7: 22)

Tú, alma miserable, no has herido ni matado tu mentalidad
egipcíaca, como el gran Moisés, ¿cómo puedes habitar, arrepentido,
en el desierto de pasiones? (Éxodo 2: 12)

El gran Moisés habitó en el desierto, alma mía; ve tú y émula su
vida para alcanzar por contemplación la visión de Dios en la zarza.
(Éxodo 3: 1-2)

Imagínate, alma mía, la vara de Moisés, que dividió el mar y secó el
abismo, prefigurando la cruz divina, por la que tú también puedes
realizar cosas grandes. (Éxodo 14: 16)

Aarón ofreció a Dios el holocausto puro y sin reproche, mas Ofni y
Finees, como tú, alma mía, ofrecieron a Dios su vida pervertida y
corrupta. (Levítico 9: 21-24; I Reyes [Samuel] 2: 12-34)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: A ti te glorificamos, Trinidad, un solo Dios, Santo,
Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser sencillo, Unidad
siempre adorada.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: De tí, purísima Doncella, Madre y Virgen, Dios que creó
los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se unió a sí mismo
la naturaleza humana.

ODA 6

Hirmo: Clamé con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde
el abismo y levanto mi vida de la corrupción.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Las ondas de mis pecados, Salvador, como en el Mar Rojo, volvieron
de repente y me cubrieron, como a los egipcios de antaño y su
caballería, (Éxodo 14: 7-31)

Como Israel de antaño, alma mía, has escogido mal. Porque necia,
has preferido la glotonería lasciva de tus pasiones al maná divino.
(Números 21: 5; I Corintios 10: 9)

Los pozos de engaño de Canaán, los has estimado, alma mía, sobre
las aguas de la peña herida de que salen ríos de sabiduría, como de
un cáliz la ciencia divina. (Génesis 21: 25; Éxodo 17: 6)

Carne de puerco, ollas de las carnes y el alimento de Egipto, los has
preferido al maná celestial, como de antaño el pueblo insensato en
el desierto. (Éxodo 16: 3; Números 11: 4-7)

Cuando tu siervo Moisés hirió la peña con su vara, místicamente
prefiguró tu vivificador costado, Salvador, del que todos tomamos
el agua de la vida. (Números 20: 11; I Corintios 10: 4)

Explora y espía la tierra de la Promesa, como Josué, el hijo de Nun,
alma mía, y viendo como es, mora en ella guardando los
mandamientos. (Josué 2)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Yo soy Trinidad, simple e indi-vidida, en Personas
dividida. Y soy Unidad, unida por naturaleza, dice el Padre, el Hijo
y el Espíritu Divino.

Teotoquio: Tu seno engendró a Dios por nosotros, al que tomó
nuestra forma. Suplícale al Creador de todo. Deípara, que por tu
intercesión seamos justificados.

Señor, ten piedad. (3) Gloria…Y ahora…

Contaquio, tono 6
Alma mía, alma mía, levántate. ¿Por qué duermes? El fin está
cercano, y serás confundida. Despiértate, pues, y sé vigilante, a fin
de que te salve Cristo Dios nuestro, que está en todas partes y todo
lo llena.

ODA 7

Hirmo: Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante ti, no hemos
vigilado ni hemos hecho lo que Tú nos mandaste. Mas no nos abandones finalmente,
Dios de nuestros padres.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Cuando el arca fue llevada sobre un carro, y los bueyes dieron
sacudidas, Uzza sólo la toco y experimento el furor de Dios. Evita,
alma mía, su temeridad y ten en reverencia lo divino. (II Reyes [II
Samuel; 6: 6)

Has oído de Absalom, como se rebelo contra la naturaleza; sabes de
sus hechos inicuos, como mancho el lecho de su padre, David. Mas
tú le has seguido en sus deseos apasionados y lascivos. (II Reyes
[Samuel] 15; 16: 21)

Has esclavizado tu libre dignidad a tu cuerpo, alma mía, y has
encontrado en otro Architofel un enemigo, y te has hecho cómplice
de sus consejos, mas Cristo los ha dispersado para que finalmente te
salves. (II Reyes [II Samuel] 16: 20)

Salomón, el magnífico, lleno de la gracia de la sabiduría, una vez
hizo maldad delante de Dios y se apartó de El; tú, alma mía, le has
semejado por tu vida miserable. (III Reyes [I Reyes; 4: 29;11: 3-4)

Cautivo de sus pasiones carnales, se corrumpió ¡Ay! el amador de la
sabiduría (Salomón) se hace amante de concubinas y se aparta de
Dios. Y tú, alma mía, le has imitado en espíritu por tus vergonzosas
pasiones. (III Reyes [I Reyes] 3: 12; 11: 4-12)

Has rivalizado, alma mía, a Roboam, que no guiso oír a los
consejeros de su padre, y al vicioso esclavo Jeroboam, el renegado
de antaño. Mas evita, tal emulación y clama a Dios: He pecado, ten
piedad de mí. (III Reyes [I Reyes] 12: 13-20)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad simple e indivisible, de una esencia y de una
naturaleza, Luces y Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad es
alabado. Canta, alma mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios
de todo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara,
porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y
Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales.

ODA 8

Hirmo: A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante quien
tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y bendigan y ensalcen
todo lo que tiene aliente y toda la creación por todos los siglos.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Habiendo emulado a Uzías, alma mía, tienes tú lepra dos veces;
piensas cosas vanas y cometes transgresiones. Deja, pues, lo que
posees y entra en penitencia. (IV Reyes [II Reyes] 15:- 5; II Crónicas
26: 19)

¿Has oído, alma mía, de los ninivitas que se arrepintieron ante Dios
vestidos de saco y cenizas? No los has imitado, sino que te revelas
más obstinada que cuantos han pecado antes y después de la ley.
(Jonas 3: 5)

Has oído, alma mía, como Jeremías en la mazmorra de cieno,
lamentándose clamó a causa de la ciudad de Sion; pide lágrimas,
imita su vida de lamentaciones y serás salvada. (Jeremías 38: 6)

Joñas huyó a Tarsis, previendo la conversión de los ninivitas, pues,
como Profeta, sabía de la compasión de Dios y era celoso que su
profecía no fuera falsa. (Jonás 1: 3)

Has oído, alma mía, de Daniel en el foso de los leones, como cerro la
boca de los leones. Sabes como los tres infantes, con Azarías, por la
fe, apagaron las llamas del horno de fuego. (Daniel 6: 16-22; 3: 23)

He traído ante ti a todas las gentes del Antiguo Testamento para
ejemplos. Imita los hechos agradables a Dios de los justos, y huye de
los hechos de los inicuos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso,
Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno,
Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.

Teotoquio: Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu
seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honrarnos,
pues, como verdadera Deípara.

ODA 9

Hirmo: Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin
corrupción de la Madre Virgen, pues la navidad de Dios renueva la
naturaleza. Y en todas las generaciones te magnifi-camos como ortodoxos,
Madre y Espesa de Dios.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Cristo fue tentado; el diablo le tentó, mos-crándole piedras, que las
hiciera pan; le llevo a un monte muy alto para que viera en un
instante todos los reinos del mundo. Teme, alma mía, aquella
escena, vela y ora a cada hora a Dios. (Mateo 4: 3-9; 26; 41)

El que amaba el desierto, la lampara de Cristo, la voz clamando en
el desierto sonó, pregonando la penitencia, mientras Herodes
pecaba con Herodias. Ve, alma mía, que te enredas en las redes del
pecado, mas abraza el arrepentimiento. (Mateo 14; 3; Marcos 1: 3)

El Precursor de la gracia habito en el desierto y toda Judea y
Samaria salía a oírle, confesando sus pecados y recibiendo
fervientemente el bautismo. Mas tu, alma mía, no los has imitado.
(Mateo 3: 5-6)

El matrimonio as honroso y el lecho sin mancilia, porque Cristo
bendijo antes las dos cosas; encarnado comió en las bodas de Cana,
y cambiando el agua en vino, revelo su primer milagro, a fin de que
tú, alma mía, fueras transformada. (Hebreos 13: 4; Juan 2: 1-11)

Cristo dio fuerzas al paralítico y éste tomo su cama; El levanto al
joven muerto, el hijo de la viuda, y al mozo del centurión, y
revelándose a la samaritana, te describió, alma mía, como habías de
adorar en espíritu. (Mateo 9: 2-7; Lucas 7: 14; Mateo 8: 6-13; Juan 4:
24, 26)

El Señor sano a la mujer enferma de flujo de sangre, cuando ella
toco la franja de su vestido; limpio leprosos, dio vista a los ciegos,
curo los cojos; los sordos y mudos y la mujer agobiada, los sanó con
su palabra, para que tú, alma miserable, pudieras ser salvada.
(Mateo 9: 20-22; 10: 8; 11: 5; Lucas 13: 11-13)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: A la Trinidad:

Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente adoremos al
Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en esencia, como la
Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y luz a los confines
de la tierra.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Socorre a tu ciudad, inmaculada Deípara, pues por ti
reina fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota
toda tentación y prueba, cautivando al Enemigo y rigiendo sobre
sus súbditos.

Responso: Venerable Padre Andrés, intercede por nosotros ante Dios.

A Andrés: Venerable Andrés, Padre tres veces bendito, Pastor de
Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que El libre de
la ira, opresión y corrupción y da nuestras inumerables pecados a
los que fielmente honramos tu memoria.

Y otra vez el hirmo: Inefable fue… Y el resto de Completas Mayores

 

El miércoles de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de
Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. Los
hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final. Antes
de cada tropario nos signamos y nos inclinamos tres veces.

ODA 1, Tono 6

Hirmo: El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios y
le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzare, porque gloriosamente se
ha glorificado.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Desde mi juventud, Cristo, he rechazado tus mandamientos. He
pasado toda mi vida sin cuidado y sin pensar, como esclavo de mis
pasiones. Por eso, Salvador, te clamo, antes del fin siquiera,
sálvame.

En mi vejez aún, Salvador, no me envíes vacío al hades, mientras me
postro ante tus puertas. Mas, antes del fin, en tu amor a los
hombres, concédeme remisión de mis caídas.

He desperdiciado mis bienes en libertinaje, Salvador, y estoy
desnudado de virtudes y de piedad; mas hambriento te clamo:
Padre de misericordias, preven y ten compasión de mí. (Lucas 15:
13, 17)

Soy el que por mis pensamientos caí en manos de ladrones, y ahora
estoy todo herido por ellos, lleno de llagas. Estáte, empero, a mi
lado, Cristo Salvador, y sáname. (Lucas 10: 30)

El sacerdote me vio primero y paso de largo. Luego el levita miro
mis sufrimientos y desdeño mi desnudez. Mas estáte tú a mi lado,
Jesús, que amaneciste de María, y ten compasión de mí. (Lucas 10:
31-33)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Concédeme la gracia iluminadora de lo alto, que recibiste
de la Divina Providencia, a fin de que me escape de la oscuridad de
las pasiones y pueda alabar las conmovedoras hazañas de tu vida.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el
pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de
compunción.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban,
quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora
purísima, recíbeme a mí arrepentido.

ODA 2

Hirmo: Escuchad, cielos, y hablaré y cantaré de Cristo, que vino en la carne
a habitar entre nosotros, la cual tomo de la Virgen.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

He tropezado y caído como David, careciendo de disciplina, y estoy
cubierto de inmundicia; mas láveme, Salvador, con mis lágrimas. (II
Reyes [II Samuel] 11: 1-4)

No tengo lágrimas, ni penitencia ni compunción. Mas, siendo Dios,
Salvador, concédeme tú éstos.

He perdido mi belleza y donaire pristinos; ahora yazgo desnudo y
estoy avergonzado.

No me cierres tu puerta, entonces, Señor, Señor, mas ábremela a mí
que me arrepiento ante ti.(Mateo 25: 11)

Presta oído a los suspiros y gemidos de mi alma, y acepta las
lágrimas de mis ojos, Salvador, y sálvame.
Amador de los hombres, que quieres que todos seamos salvos, en tu
bondad, hazme volver y recíbeme a mí que me arrepiento. (I
Timoteo 2: 4)

Responso: Santísima Deípara, sálvanos.

Teotoquio: Inmaculada Madre de Dios, única Virgen alabadísima,
ruega con fervor que seamos salvos.

Otro hirmo: Ved, ved, que soy Dios, que hice que lloviera maná, y que
rebosara agua de la peña de antaño para mi pueblo en el desierto,
únicamente por mi diestra y por mi potencia.

Ve, ve que soy Dios; presta oído, alma mía, al Señor que te llama y
despréndete de tu antiguo pecado, y témele como al Vengador y
como a tu Juez y Dios. (Deuteronomio 32: 35; Hebreos 10: 30)

¿A quién te pareces, alma pecaminosa? De cierto al primer Caín y al
inicuo Lamec. Pues has apedreado tu cuerpo de hechos malos, y
has asesinado tu espíritu con deseos irracionales. (Génesis 4; 4: 23)

Repasando a todos los que vivieron antes de la ley, alma mía, no has
sido como Set, ni has imitado a Enós, ni a Enoc para ser trasladado
como él, ni a Noé. Has sido visto despojado de la vida de los justos.
(Génesis 5)

Tú solo has abierto los diluvios de la ira de Dios, alma mía, y has
inundado toda tu carne, tus acciones y tu vida a semejanza de la
tierra de antaño, y has quedado fuera del arca de salvación. (Génesis
6-8)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Con todo anhelo y amor acudiste a Cristo, abandonando
tu antiguo camino de pecado. Siendo alimentada en el desierto
intransitado, has guardado castamente sus divinos mandamientos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad sin origen, increada, Unidad indivisible,
recíbeme arrepentido, sálvame pecaminoso. Soy tu creación, no me
desprecies, mas redímeme y libérame del fuego de condenación.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Señora inmaculada, Madre de Dios, esperanza de los que
se refugian en ti, puerto de los afligidos, consigúeme gracia del
Misericordioso, tu Hijo y Creador, por tus preces.

ODA 3

Hirmo: Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, Oh
Cristo.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

No has heredado la bendición de Sem, alma miserable, ni has
recibido los grandes bienes como Jafet en la tierra de remisión.
(Génesis 9: 26-27)

Salte, alma mía, del pecado, de la tierra de Harán. Entra en la tierra
de la vida eterna que fluye incorrupción, la que heredó Abrahán.
(Génesis 12: 4)

Has oído, alma mía, como Abrahán de antaño salió de la tierra de
sus padres y se hizo nómada. Imita su resolución. (Génesis 12: 1)

En el encinar de Mambre el Patriarca recibió a los Angeles y heredó
en su vejez los residuos de la promesa. (Génesis 18: 1)

Sabiendo, alma miserable, como Isaac fue ofrecido al Señor como
nuevo sacrificio y holocausto, imita su resolución. (Génesis 22: 2)
Has oído de Ismael — vigila, alma mía — quien fue echado fuera
como hijo de una sierva. Guárdate de no sufrir algo semejante por
tu lujuria. (Génesis 21: 10)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Estoy abrumado por las olas y la resaca de mis pecados,
Madre. Mas, guíame ahora con seguridad, y condúceme al puerto
de arrepenti-miento divino.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad, Unidad, Dios, sálvame -del engaño y de la
tentación y de lo que me aflige.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Salve, seno portador de Dios. Salve, trono del Señor.
Salve, Madre de nuestra vida.

ODA 4

Hirmo: El Profeta oyó de tu venida, Señor, y de que habías de nacer de la
Virgen y aparecer a los hombres. Tuvo miedo y clamó: He oído tus nuevas
y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Habacuc 3: 2)

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Mi cuerpo está manchado, mi espíritu agobiado, y estoy cubierto de
llagas. Mas, como Médico, Cristo, sana, lava y limpia mi cuerpo y
mi espíritu con penitencia, y hazme, Salvador, más puro que la
nieve.

Pusiste tu cuerpo y sangre por todos, Verbo crucificado: tu cuerpo
para renovarme, tu sangre para lavarme, y encomendaste tu
espíritu, Cristo, para llevarme al Padre.

Has obrado salvación en medio de la tierra, Creador misericordioso,
para que seamos salvos. Fuiste crucificado de tu propia voluntad en
el madero; el Edén cerrado está abierto; todo lo que está en lo alto y
abajo, la creación y todos los pueblos están salvados y te adoran.
(Salmo 73[74] 12)

Que la sangre y el agua que brotaron de tu costado sean para mí
una fuente y bebida de perdón, para que sea limpiado, ungido y
resfrescado por las dos como por bebida y unción de tus palabras
vivientes, oh Verbo. (Juan 19: 34; Hechos 7: 38)

La Iglesia ha adquirido tu vivificante costado por cáliz, del cual
brota para nosotros el doble torrente de perdón y conocimiento
como tipo de los dos testamentos, Salvador nuestro.

Estoy privado de la cámara nupcial, estoy privado de las bodas y de
la cena. Mi lámpara se ha extinguido por falta de aceite, se cerró la
puerta mientras yo dormía; la cena está consumida, y yo • atado de
manos y pies, estoy echado fuera. (Mateo 25; Lucas 14: 7-35; Mateo
22: 1-14)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Te confieso como indivisible en esencia; inconfundible
en Personas, Divinidad Tri-una, co-entronizada, y co-reinante, te
canto el himno cantado tres veces en lo alto.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas
permaneces virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las leyes
de la naturaleza, y tu seno da a luz sin dolor. Cuando Dios desea, es
vencido el orden natural, pues El hace lo que desea.

ODA 5

Hirmo: De noche me levanto temprano buscándote; ilumíname, te
suplico, Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y
enséñame, Salvador, a hacer tu voluntad.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

!Qué angustiado en carácter me he vuelto, en alma y cuerpo, como
Janes y Jambres en amargo servicio del Faraón, y mi mente está
hundida; mas a-yúdame, Señor! (Éxodo 7: 11; II Timoteo .3: 8)

Yo que soy miserable, he sumergido mi espíritu an el cieno;
límpiame, Señor, te ruego, con el baño de mis lágrimas, y haz más
blanca que la nieve la vestidura de mi carne. (Salmo 50 [51]: 7}

Al repasar mis hechos, Salvador, veo que he sobrepasado a todos en
pecados; porque a sabiendas he pecado, entendiendo y no
ignorando.

Conserva, conserva, Señor, tus obras. He pecado; perdóname, pues
Tú solo eres puro de naturaleza y aparte de ti no hay ninguno sin
corrupción. (Job 15: 15; I Pedro 3: 21)

Por mi causa, Dios, tomaste mi forma e hiciste milagros, curando
leprosos, fortaleciste paralíticos y detuviste el flujo de sangre de la
mujer, cuando toco el borde de tu manto. (Filipenses 2: 6; Mateo 4:
24; Lucas 8: 43-48)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Habiendo cruzado las corrientes del Jordán, hallaste
reposo evitando los mortales placeres de la carne, de éstos libéranos
también, por tus preces, santa Madre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: A ti te glorificamos, Trinidad, un solo Dios, Santo,
Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser sencillo, Unidad
siempre adorada.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: De ti, purísima Doncella, Madre y Virgen, Dios que creo
los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se unió a sí mismo
la naturaleza humana.

ODA 6

Hirmo: Clamé con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde
el abismo y levantó mi vida de la corrupción.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Levántate y sal a pelear contra las pasiones de la carne, como lo hizo
Josué contra Amalee, y vence a los gabaonitas, que son
pensamientos engañosos. (Éxodo 17: 8; Josué 8: 21)

Atraviesa la naturaleza fluyente del tiempo, como de antaño el arca
de la alianza, y posee la tierra de la promesa, alma mía. Es el
mandamiento de Dios. (Josué 3: 15-17; Deuteronomio 1: 8)

Así como salvaste a Pedro cuando clamó, Sálvame, prevén y
sálvame de la fiera, extiende tu mano, y condúceme del abismo del
pecado. (Mateo 14: 30-31; I Corintios 15: 32)
37

Conózcote como puerto tranquilo, Señor, Cristo Señor; mas prevén
y libérame de los insondables abismos del pecado y de la
desesperación.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Yo soy Trinidad, simple e indivisible, en Personas
dividida. Yo soy Unidad, unida por naturaleza, dice el Padre, el
Hijo y el Espíritu Divino.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Tu seno engendro a Dios por nosotros, al que tomó
nuestra forma. Suplícale al Creador de todo, Deípara, que por tu
intercesión seamos justificados.

Señor, ten piedad. (3) Gloria…Y ahora…

Contaquio, tono 6
Alma mía, alma mía, levántate. ¿Por qué duermes? El fin está
cercano, y serás confundida. Despiértate, pues, y sé vigilante, a fin
de que te salve Cristo Dios nuestro, que está en todas partes y todo
lo llena.

ODA 7

Hirmo: Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante Ti, no hemos
vigilado ni hemos hecho lo que Tú nos mandaste. Mas no nos abandones finalmente,
Dios de nuestros padres.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Has acrecentado los pecados de Manases con premeditación, alma
mía, poniendo tus pasiones como ídolos y multiplicando
abominaciones. Mas ahora imita su arrepentimiento y adquiere
compunción. (IV Reyes [II Reyes] 21: 2; II Crónicas 33)

¡Ay! alma mía, has rivalizado a Acab en iniquidades; te has hecho
alojamiento de polución carnal y vergonzosa vasija de pasiones.
Mas gime desde tus entrañas y confiesa tus pecados a Dios. (III
Reyes [I Reyes] 16: 30)

El cielo está cerrado para ti, alma mía, y te ha llegado el hambre de
Dios, porque como Acab de antaño has sido desobediente a las
palabras de Elias Tesbita. Mas sé como la mujer de Sarepta y da de
comer al alma del Profeta. (III Reyes[I Re-yes] 17)

Elias una vez hizo consumir de fuego a cincuenta y a otros
cincuenta de los lacayos de Jezebel, e hizo degollar a sus profetas
vergonzosos, para reproche de Acab. Mas evita la imitación de
ambos, alma mía, y fortalécete.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad simple e indivisible, , de una esencia y de
una naturaleza, Luces y Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad
es alabado. Canta, alma mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios
de todo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara,
porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y
Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales.

ODA 8

Hirmo: A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante
quien tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y
bendigan y ensalcen todo lo que tiene aliento y toda la creación por
todos los siglos.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Justo Juez y Salvador, ten piedad de mí, líbrame del fuego, de la
amenaza y del juicio venidero, que yo debo sufrir justamente.
Perdóname antes del fin, por virtud y penitencia.

Como el ladrón, clamo, Acuérdate de mí. Como Pedro lloro
amargamente; libérame, Salvador. Gimo como el publicano.
Lamento como la ramera. Acepta mis lágrimas como las de la mujer
cananea. (Mateo 15: 22; Lucas 23: 42; 22: 62; 18: 13; 7: 37-38)

Sana, Salvador, la polución de mi alma humillada, Tú que eres el
único Sanador. Aplícame la venda y aceite y vino — frutos de
arrepentimiento, compunción y lágrimas. (Lucas 10: 34; Mateo 3: 8)

Imitando a la mujer cananea, yo también clamo, Ten piedad de mí,
Hijo de David. Toco el borde de tu manto como la mujer con flujo
de sangre. Lloro como Marta y María por Lázaro. (Mateo 15: 22; 9:
20; Juan 11: 19, 31)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso,
Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno,
Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu
seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honramos,
pues, como verdaderamente Deípara.

ODA 9

Hirmo: Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin
corrupción de la Madre virgen, pues la navidad de Dios renueva la
naturaleza. Y en todas las generaciones te magnificamos como ortodoxos,
Madre y Esposa de Dios.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Cristo Verbo sano enfermedades, predico el evangelio a los pobres,
curo a los cojos, comió con publicanos, conversó con pecadores, y
por un toque de la mano, le devolvió la vida, ya partida, a la hija de
Jairo. (Lucas 4: 17-19; 5: 27-30; Marcos 5: 22-24; 35-43)

El publicano fue salvado, la ramera fue purificada, mas el fariseo,
por vanagloria, fue condenado. El primero dijo, Se misericordioso,
el segundo, Ten piedad de mí, y el último jactándose, clamo, Dios, te
doy gracias, y luego palabras necias. (Lucas 7: 36-50; 18: 9-14)

Zaqueo era publicano, mas fue perdonado; Simón el fariseo se vio
contrariado, mas la ramera recibió perdón liberante de Aquel que
tiene poder de perdonar pecados. Alma mía, consigue tú perdón de
El. (Lucas 19: 1-10; 7: 36-50)

Tú, alma miserable, no has emulado a la ramera, que trajo un frasco
de alabastro con perfume y ungió los pies del Salvador con sus
lágrimas y los enjugó con sus cabellos. El anuló el acta del decreto
que había contra ella. (Lucas 7: 37-38; Colosenses 2: 14)

Tú sabes como los pueblos, a los que Cristo dio el evangelio, fueron
malditos. Teme este ejemplo, alma mía, y no seas como ellos, pues el
Señor los comparó con los sodomitas y los condenó al infierno.
(Lucas 10: 13-15)

No te hagas peor por desesperación que la mujer cananea, alma mía,
porque has oído de su fe, por la que fue sanada su hija por Dios
Verbo. Clama a Cristo como ella de lo profundo de tu corazón, Hijo
de David, sálvame. (Mateo 15: 22)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente
adoremos al Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en
esencia, como la Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y
luz a los confines de la tierra.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Socorre a tu ciudad, inmaculada . Deípara, pues por ti
reina fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota
toda tentación y prueba, cautivando al enemigo y rigiendo sobre sus
subditos.

Responso: Venerable Padre Andrés, intercede ante Dios por
nosotros.

A Andrés: Venerable Andrés, Padre, tres veces bendito, Pastor de
Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que El libre de
la ira, opresión y corrupción y de nuestras inumerables pecados a
los que fielmente honramos tu memoria.

Y otra vez el hirmo: Inefable fue… Y el resto de Completas Mayores

 

El jueves de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de
Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. Los
hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final. Antes
de cada tropario, nos signamos y nos inclinamos tres veces.

ODA 1, Tono 6

Hirmo: El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios, y
le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzare, porque gloriosamente se
ha glorificado.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Cordero de Dios, que quitas los pecados de todos , quítame el
pesado yugo del pecado y en tu compasión, concédeme lagrimas de
compunción. (Juan 1: 29)

Me postro delante de ti, Jesús. He pecado contra ti; sé
misericordioso conmigo. Quítame el pesado yugo del pecado, y en
tu compasión concédeme lágrimas de compunción.

No entres en juicio conmigo, acordándote de mis hechos, exigiendo
cuenta de mis palabras, examianado mis motivos y deseos. Mas en
tu compasión? no consideres mi inicuo pasado y sálvame, Dios todopoderoso.

Es hora de arrepentirme. Me acerco a ti, Creador mío, quítame el
pesado yugo del pecado, y en tu compasión concédeme lágrimas de
compunción.

He desperdiciado locamente la sustancia de mi alma y estoy
desnudado de virtud y de piedad? mas hambriento, clamo: Padre
de misericordias, prevén, y ten compasión de mí. (Lucas 15: 13, 17)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A Maria: Sometiéndote a las divinas leyes de Cristo, te le acercaste,
abandonando el anhelo desabrido del placer, y con toda discreción
adquiriste todas las virtudes como una.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el
pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de
compunción.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.

Teotoquio: Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban,
quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora
purísima, recíbeme a mí arrepentido.

ODA 2

Hirmo: Ve, ve que soy Dios, que lloví mana e hice que brotara agua de la
peña de antaño para mi pueble en el desierto, solo por mi diestra y por mi
fuerza.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Maté a un varón por una herida, y a un joven por un golpe, dijo
Lamec, lamentando; no tiemblas, alma mía, habiendo ensuciado la
carne y corrompido el espíritu. (Génesis 4: 23)

Habrías tramado edificar una torre, alma mía, y una fortaleza
construir para tus deseos, si el Creador no hubiera confundido tus
planes y echado a la tierra tus artificios. (Génesis 11:-3-4)

¡Ay! cómo he imitado al asesino de antaño Lamec, por mis deseos
lascivos he matado mi alma como al varón y mi espíritu como al
joven y mi cuerpo como a mi hermano, como lo hizo Caín, el
asesino. (Génesis 4: 23)

El Señor hizo llover fuego de parta del Señor, sobre la desenfrenada
iniquidad de Sodoma. Mas tú, alma mía, has encendido el fuego del
infierno, en el que serás quemado amargamente. (Génesis 19: 24;
Mateo 5: 22; 18: 9)

Estoy golpeado y herido, ve las saetas del Enemigo que han
traspasado mi alma y cuerpo; ve los azotes, las llagas y las heridas
que te claman y revelan los golpes de las pasiones de sai propia
voluntad. (Job 6: 4, 20-25; Isaías 1: 6; Lucas 10: 31)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Extendiste tus manos al misericordioso Dios, María,
hundida en los profundos del vicio y como a Pedro, el Amante de
los hombres te extendió la mano de auxilio, queriendo de todos
modos convertirte.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad sin origen, increada, Unidad indivisible,
recíbeme arrepentido, sálvame, pecaminoso. Soy tu creación, no me
desprecies, mas redímeme y libérame del fuego de condenación.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Señora inmaculada, Madre de Dios, esperanza de los que
se refugian en ti, puerto de los afligidos, consigúeme gracia del
Misericordioso, tu Hijo y Creador, por tus preces.

ODA 3

Hirmo: Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, oh
Cristo.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Tú, alma mía, has sido como Agar la egipcíaca de antaño, y te has
esclavizado con premeditación y has engendrado un nuevo Ismael,
tu obstinación. (Génesis 16: 15}

Sabes, alma mía, de la escala revelada a Jacob, que de la tierra
tocaba an el cielo. ¿Por qué no te has adherido a la piedad, como
peldaño de seguridad? (Génesis 28,: 12)

Imita al sacerdote -de Dios, al Rey solitario, imagen de la vida de
Cristo en el mundo entre los hembras. (Melquisedec) (Hebreos 7: 1-
4; Génesis 14-18)

Conviértete y gime, alma miserable, antes que se termine ai drama
de la vida, antes que cierre el Señor la puerta de la cámara nupcial.
No seas estatua da sal, alma mía, mirando atrás, mas permite que te
amedrente el ejemplo de los sodomitas y refúgiate en Zoar.(Génesis
19: 26)

No rechaces la súplica de los que te alaban, Señor, y ten compasión
de nosotros, Amante de los hombres, y a los que lo piden, concede
perdón.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Sencilla unidad, no creada, Naturaleza sin origen,
alabada en Trinidad de Personas, sálvanos que con fe adoramos tu
potestad.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Madre de Dios, no desposada, que diste a luz en el tiempo
al Hijo sempiterno del Padre. ¡Maravilla y milagro, amamantándole,
permaneces Virgen!

ODA 4

Hirmo: El Profeta oyó de tu venida, Señor, y que habías de nacer de la
Virgen y aparecer a los hombres. Tuvo miedo y clamo: He oído tus nuevas
y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Ha-bacuc 3: 2)

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Breves son los días de mi vida, llenos de pena y de iniquidad, mas
recíbeme en arrepentimiento y llámame al conocimiento de Ti. No
sea yo posesión ni alimento del enemigo, Salvador, ten compasión
de mí. (Génesis 47: 9)

De dignidad real, llevando corona y vestido de púrpura, el hombre
rico y justo, de pronto fue desnudado de sus riquezas, su gloria y su
reino, y se hizo mendigo. (Job 1: 1-2; 13-19)

Si el que era justo e inculpable sobre todos no pudo escaparse de las
trampas y redes del engañador ¿qué harás tú, alma mía, que amas el
pecado, y que eres miserable, si te sucede lo inesperado?

Jactancioso y duro de corazón, todo vanidoso y sin rumbo soy yo.
No me condenes con el fariseo; más bien concédeme la humildad
del publicano, misericordioso y justo Juez, y cuéntame con el. (Lucas
18: 10-14)

He pecado, yo sé, Señor misericordioso, y he ultrajado la vasija de
mi carne, mas acéptame en penitencia y llámame al conocimiento de
Ti. No sea posesión ni alimento del Enemigo, Salvador, ten
compasión de mí.

Mi propio ídolo me he hecho, y he lastimado mi alma, por mis
pasiones, Señor misericordioso, mas acéptame en penitencia y
llámame al conocimiento de Ti. No sea yo posesión ni alimento del
Enemigo, Salvador, ten compasión de mí.

No he escuchado tu voz, he desobedecido tus Escrituras, Dador de
la luz, mas acéptame en penitencia y llámame al conocimiento de Ti.
No sea yo posesión ni alimento del Enemigo, Salvador, ten
compasión de mí.

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Aunque arrastrada hasta el golfo de grandes vicios, no
fuiste cautivada allá. Mas te levantaste por sublimes pensamientos y
volviste por tus hechos a llegar a la virtud, María, asombrando la
naturaleza angélica.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Te confieso como indivisible en esencia, inconfundible
en Personas, Divinidad Triuna, co-entronizada y co-reinante, te
canto el himno cantado tres veces en lo alto.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas
permaneces Virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las
leyes de la naturaleza, y tu seno da a luz sin dolor. Cuando Dios
desea, es vencido el orden natural, pues El hace lo que desea.

ODA 5

Hirmo: De noche rae levanto temprano buscandote; ilumíname, te suplico,
Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y enséñame,
Salvador, a hacer tu voluntad.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Imita, alma mía, a la mujer encorvada, ven y póstrate a los pies de
Jesús, para que te enderece para caminar rectamente en los pasos
del Señor. (Lucas 13: 11)

Siendo Tú un pozo profundo, Señor, brota para mí corrientes de tu
purísimo costado, a fin de que como la samaritana yo pueda beber y
no tenga sed jamás, porque de ti brota corrientes de vida.

Sean mis lágrimas un Siloé para mí, Señor soberano, para que lave
los ojos de mi alma y te vea espiritualmente, a ti que eres la luz de
todos los siglos. (Juan 9: 7; Génesis 1: 2-19)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Tú, bienaventurada, con amor incomparable anhelaste
adorar al Árbol de la vida, y fue concedido tu deseo; haznos dignos
de llegar a la gloria de lo alto.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: A ti te glorificamos, Trinidad, un solo Dios, Santo,
Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser sencillo, Unidad
siempre adorada.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: De ti, purísima Doncella, Madre y virgen, Dios que creo
los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se unió a sí mismo
la naturaleza humana.

ODA 6

Hirmo: Clamé con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde
el abismo y levantó mi vida de la corrupción.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Soy la dracma que lleva la imagen real, que se perdió de antaño.
Mas enciende la lámpara, tu precursor, Verbo, y busca y encuentra a
tu imagen. (Lucas 15: 8; Juan 5: 35)

Levántate y sal a pelear contra las pasiones de la carne, como lo hizo
Josué contra Amalee, y vence a los gabaonitas, que son los
pensamientos engañosos. (Éxodo 17: 8: Josué 8: 21)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Para extinguir la llama de las pasiones, María, siempre
derramabas ríos de lágrimas, y encendiste tu alma de amor divino.
Concede también a tus siervos el don de lágrimas.

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Adquiriste celestial libertad de pasiones por tu vida
sublime en la tierra, Madre. Por eso, ruega que los que te alaban
seamos librados de las garras de la pasión.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Yo soy Trinidad, simple e indi-vidada, en Personas
dividida. Y soy Unidad, unida por naturaleza, dice el Padre, el Hijo
y el Espíritu Divino.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Tu seno engendró a Dios por nosotros, al que tomó
nuestra forma. Suplícale al Creador de todo, Deípara, que por tu
intercesión seamos justificadas.

Señor, ten piedad. (3) Gloria…Y ahora…

Contaquio, tono 6
Alma mía, alma mía, levántate, ¿Por qué duermes? El fin está
cercano, y serás confundida. Despiértate, pues, y sé vigilante, a fin
de que te salve Cristo Dios nuestro, que está en todas partes y todo
lo llena.

ODA 7

Hirmo: Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante ti, no hemos
vigilado ni hemos hecho lo que Tú nos mandaste. Mas no nos abandones finalmente
, Dios de nuestros padres.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Mis días se desvanecen como sueño del que despierta; por eso
lamento sobre mi lecho, como Ezequías, que se añadan años a mi
vida. Mas ¿qué Isaías, alma mía, estará a tu lado, sino el Dios de
todos? (IV Reyes [II Reyes; 20: 3; Isaías 38: 2)

Postróme ante Ti y por lágrimas te traigo mis palabras. He pecado
como la ramera y transgredido como ningún otro en la tierra. Mas
ten compasión, Señor, de tu criatura y vuelve a llamarme.

He enterrado tu imagen y quebrantado tu mandamiento. Toda mi
hermosura está oscurecida y mi lámpara está extinguida por mis
pasiones, Salvador. Mas ten compasión y restaúrame la alegría,
como canta David. (Salmo 50 [51]: 2; Lamentaciones 4: 15)

Vuelve, arrepiéntete, descubre lo que está escondido. Di a Dios,
quien lo sabe todo: TÚ conoces mis secretos, único Salvador, mas
ten piedad de mí, como canta David, de acuerdo con tu piedad.

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Habiendo clamado a la inmaculada Madre de Dios,
ahuyentaste el furor de pasiones que antes te atormentaba, y
avergonzaste al Enemigo tentador. Mas ahora concede a tu siervo
auxilio en aflicciones.

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Aquél a quien amabas, a quien deseabas, a quien buscabas,
te encontró y te dio arrepentimiento, porque es Dios, el único
compasivo, implórale sin cesar que nos libre de pasión y de
adversidad.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Trinidad simple e indivisible, de una esencia y de una naturaleza, Luces y
Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad es alabado. Canta, alma
mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios de todo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara,
porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y
Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales.

ODA 8

Hirmo: A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante quien
tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y bendigan y ensalcen
todo lo que tiene aliento y toda la creación por todos los siglos.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

El frasco de alabastro de mis lágrimas derramo, Salvador, como
perfume sobre tu cabeza, y como la ramera te clamo buscando tu
misericordia. Ofrezco súplicas y ruego recibir perdón. (Mateo 26: 7;
Lucas 7: 37-38)

Aunque ninguno ha pecado contra Ti como yo, así, así, recíbeme,
compasivo Salvador, arrepintiéndome con temor y clamando con
amor: Contra Ti sólo he pecado, he hecho mal, ten piedad de mí. (I
Timoteo 1: 15; Salmo 50[51]: 4)

Conserva, Salvador, a tu propia criatura, y como Pastor busca tu
oveja perdida; arrebata al descarriado del lobo y hazme oveja
amada de tu redil. (Mateo 18: 12; Juan 10: 12-16)

Cuando te sientes como Juez y en tu compasión revelas tu temible
gloria, Cristo, ¡qué temor habrá entonces! cuando el horno arda con
fuego y todos retrocedan ante tu inexorable tribunal. (Mateo 25: 31-
46)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: La Madre de la Luz que no tiene ocaso te ilumino y te
liberó de la oscuridad de la pasión. Tú que estás poseída de la gracia
del Espíritu, ilumina, María, a los que fielmente te alaban.

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Viendo en ti una nueva maravilla, Madre, el divino Zósimo
se asombro. Pues vio a un ángel en el cuerpo, y, lleno de asombro,
alaba siempre a Cristo.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso,
Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno,
Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.

Teotoquio: Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu
seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honramos,
pues, como verdadera Deípara.

ODA 9

Himno: Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin
corrupción de la Madre Virgen, pues la navidad de Dios renueva la
naturaleza. Y en todas las generaciones te magnificamos como ortodoxos,
Madre y Esposa de Dios.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Ten compasión y sálvame, Hijo de David, ten piedad de mí, Tú que
por una palabra sanaste al endemoniado; que me hable la voz de tu
tierna compasión como al ladrón, De cierto te digo que hoy estarás
conmigo en el Paraíso. (Lucas 9: 38-42; 23: 43)

Un ladrón te acusó, y un ladrón te confesó como a Dios, pues los
dos estaban pendientes de una cruz contigo. Mas ábreme aún a mí,
Salvador tan compasivo, la puerta de tu reino glorioso, así como al
fiel ladrón que te confesó como a Dios. (Lucas 23: 39-43)

La creación estaba angustiada, viéndote crucificado; los montes y las
rocas se partieron por temor, la tierra tembló, se vació el Hades, y la
luz se oscureció en pleno día, viéndote, Jesús, clavado en la cruz en
tu carne. (Mateo 27: 51-53; Lucas 23: 44-45)

No me exijas frutos dignos de arrepentimiento, porque en mí se han
agotado las fuerzas. Concédeme un corazón contrito y pobreza de
espíritu, a fin de que te ofrezca estos dones como sacrificio
aceptable, único Salvador. (Mateo 3: 8; 5: 3; Salmo 50 [51]: 17)

Juez mío y Luz mía, que solo me conoces y que has de venir otra vez
con tus ángeles a juzgar al mundo entero, considérame con tu
misericordioso ojo y consérvame, Jesús. Y ten compasión de mí, que
he pecado más que toda la humanidad. (Mateo 24: 31-32)

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Deslumbraste a todos por tu vida extraña, las huestes
angélicas y los consejos de los hombres, viviendo inmaterialmente y
sobrepasando la naturaleza, porgue pisando firmemente las ondas
como ser inmaterial, María, atrevesaste el Jordán.

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Intercede ante el Creador por los que te alaban, Madre
santa, que seamos liberados de los sufrimientos y aflicciones que
nos acechan en derredor, que siendo librados de la tentación, sin
cesar magnifiquemos al Señor quien te glorificó.

Responso: Venerable Padre Andrés, intercede por nosotros ante Dios.

A Andrés: Venerable Andrés, Padre tres veces bendito, Pastor de
Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que nos libre de
ira, opresión, corrupción y nuestros inumerables pecados, a todos
los que fielmente honramos tu memoria.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente
adoremos al Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en
esencia, como la Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y
luz a los confines de la tierra.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Socorre a tu ciudad, inmaculada Deípara, pues por ti
reina fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota
toda tentación y prueba, cautivando al Enemigo y rigiendo sobre
sus súbditos.

Y otra vez el Hirmo: Inefable fue… Y el resto de Completas Mayores