El cuidado de los hijos es la oración más bella

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Padre Jacobo Tsalikis

Con discreción y esbozando una sonrisa, el stárets le dijo al esposo: “Me alegré por ti, anoche. Cantaste hora tras hora y oraste también. ¡Bien hecho! Pero tu recompensa y tu bendición hubieran sido más grandes si hubieras permanecido al menos media hora con tu esposa y la hubieras ayudado a alimentar y acostar a los niños. Porque en el caso de ustedes, los que han elegido el camino familiar, sus postraciones y su cordón de oración (komboskini) son los hijos. Cuando ellos crezcan, ustedes tendrán suficiente tiempo para lo demás”.

Tratábase de una familia devota, con nueve hijos. El esposo era un hombre creyente y lleno de celo por las cosas divinas. Literalmente quería hacer todo como si fuera un monje.

Un día, la esposa se quejó con el stárets que se sentía muy cansada y que necesitaba ayuda. Y es que, de noche, toda la familia venía al monasterio. La esposa se ocupaba de los niños, que lloraban y gritaban pidiendo una u otra cosa. Extenuada, aquella mujer no podía evitar echarse a llorar. Por su parte, el esposo se dirigía a la capilla dedicada a los Santos Doctores Anárgiros, hacía cierto número de postraciones, oraba y velaba toda la noche. Como se ve, tenía razón la esposa al quejarse con el stárets.

Al día siguiente el stárets vió a la pareja caminando en el jardín del monasterio e inmediatamente observó que algo había sucedido entre ellos, probablemente una discusión. Entonces se dirigió a la mujer, que parecía triste y cansada, y le habló con dulzura, llenándola palabras de consuelo y coraje. Después, con discreción y esbozando una sonrisa, el stárets le dijo al esposo:

“Me alegré por ti, anoche. Cantaste hora tras hora y oraste también. ¡Bien hecho! Pero tu recompensa y tu bendición hubieran sido más grandes si hubieras permanecido al menos media hora con tu esposa y la hubieras ayudado a alimentar y acostar a los niños. Porque en el caso de ustedes, los que han elegido el camino familiar, sus postraciones y su cordón de oración (komboskini, N. del T.) son los hijos. Cuando ellos crezcan, ustedes tendrán suficiente tiempo para lo demás. En Proverbios (18, 19) se nos recuerda que un hermano que ayuda a otro es como una fortalexa inexpugnable y tiene la fuerza de un imperio. Entonces, hagan todo estando de acuerdo los dos”.

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