Del significado de la Navidad

De Michael Mavroforakis y Agapios Matsagouras

 

“Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor” (Lucas 2, 11).

 

 

La Navidad es una Teofanía, una manifestación de Dios. El Santo Apóstol Pablo escribe, en su Primera Carta a Timoteo, que “Dios se nos ha mostrado en la carne” (3, 16). ¿Y cómo podría habérsenos mostrado Dios en un cuerpo, si no es naciendo como un hombre? Porque Él se hizo un hombre como nosotros, con carne y sangre, como está escrito: “Puesto que esos hijos son de carne y sangre, Jesús también experimentó esta misma condición” (Hebreos 2, 14).

La Navidad es el día en el que Santa Iglesia Ortodoxa celebra el alumbramiento como hombre del Hijo de Dios, por parte de la Santísima Madre de Dios. en la gruta de Belén, en tiempos de César Augusto. Nuestra misma historia como Iglesia comienza desde ese momento. La manifestación de Dios, Su nacimiento como hombre, es un suceso de capital importancia, porque (además de la Anunciación) marca el inicio de la obra salvadora y, al mismo tiempo, de los actontecimientos que llevaron al hombre a la redención del pecado y a la posibilidad de resucitar y deificarse según la Gracia. Obviamente, si el misterio de la Encarnación no hubiera tenido lugar, tampoco habría ocurrido la Pasión redentora seguida de la Resurrección del Señor, por medio de la cual la entera naturaleza humana fue resucitada de la muerte y de la caída en pecado.

¿Pero, por qué es una festividad, por qué lo celebramos? La Iglesia Ortodoxa de Cristo, que es el Cuerpo de Dios encarnado, no hace alguna diferencia mayor entre una festividad de la Iglesia y un acontecimiento celebrado con oficios litúrgicos. Porque un evento redentor y providencial, que, de acuerdo a ls disposiciones divinas sobre la salvación del mundo, ocurrió en un momento dado, se consumó de tal forma que siguiera siendo eterno. En otras palabras, se hizo litúrgico, es decir, salvador, y también parte de la historia de la Iglesia en este mundo, hasta la Segunda Venida de Cristo y, después, para la eternidad. Esta salvación litúrgica del hombre transfiere y extiende los acontecimientos divinos en nuestra vida en este mundo, representando verdaderamente la vida de la Iglesia, en tanto que el calendario de la Iglesia es, a su vez, uestra liturgia. La Liturgia del Dios Vivo es la que nos pone en movimiento y nos salva.

Todos los acontecimientos del Evangelio y del Nuevo Testamento son sucesos de la salvación y se hallan contenidos en los escritos de los santos evangelistas, quienes, a su vez, representan la Buena Nueva de la Encarnación de Dios, de Cristo. Dios se manifestó en un cuerpo: Dios-Verbo recibió un cuerpo y se hizo hombre. Este acto divino-humano es precisamente lo que celebramos en la Navidad. Esto es lo que representa la Natividad de Jesús, y por eso nuestra festividad cristiana ortodoxa de la Navidad es todo un acontecimiento. Porque cada festividad de la Iglesia, especialmente la Navidad, es para nosotros comunión eucarística y litúrgica. y comunidad entre los hombres, que, al mismo tiempo, nos hace participar del suceso —en misterio, pero real— de la Encarnación del Señor Jesicristo, por nosotros y para nuestra salvación.

“Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor” (Lucas 2, 11).

 

Fuente: Doxologìa.org

 

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